Isabel Turrent / La mentira y la política

AutorIsabel Turrent

Dos de los populistas iliberales artífices de la mentira como estrategia de gobierno tuvieron una mala semana.

El Primer Ministro británico Boris Johnson tuvo que interrumpir su visita a Naciones Unidas y regresar apresuradamente a Londres porque la Suprema Corte del país dictaminó por unanimidad, el martes 24, que su decisión de prorrogar -o suspender- el Parlamento por cinco semanas era ilegal.

Johnson les mintió no sólo a los parlamentarios y a la ciudadanía, sino a la reina, que aprobó la prórroga. No se trataba de un procedimiento rutinario antes de una nueva sesión legislativa, sino de un intento ilegal de silenciar al Parlamento en medio de la aguda crisis política que Brexit ha provocado.

Por encima de la ley, Johnson, que encabeza un Gobierno minoritario que no tiene la legitimidad de un triunfo en las urnas, había tratado de romper la cadena de responsabilidades que sostiene a la democracia británica impidiendo al Parlamento legislar, supervisar la labor del primer ministro, y rendir cuentas al electorado.

Regresó y tuvo que aparecer en el Parlamento, reunido de nuevo en obediencia al dictamen de la Corte. Quienes esperaban una disculpa, se quedaron esperando.

Johnson intentó justificarse mintiendo otra vez. Afirmó que estaba negociando con la Unión Europea -falso-, que el Brexit duro que apoya anuncia un futuro radiante -falso- y blandió la misma retórica bélica que usó tan eficazmente durante el referéndum en el 2016.

No existe ninguna "cláusula de rendición" laborista -el principal partido opositor- porque Gran Bretaña no está en guerra con Europa, y la danza de los miles de millones de libras que Johnson afirma que el país "perderá" si permanece en Europa existe nada más en su imaginación.

Horas después, Nancy Pelosi, la líder demócrata de la Cámara de Representantes, anunció formalmente en Washington que la Cámara iniciaría un proceso de desafuero -o "impeachment", como se llama en inglés- en contra del Presidente Donald Trump.

Pelosi, que es una política hábil, inteligente y con una larga experiencia en los tejemanejes del Congreso, conoce bien a Trump.

Desde que los demócratas recuperaron la mayoría en la Cámara de Representantes se había negado a caer en la tentación del desafuero.

No sólo porque el Senado dominado por los republicanos nunca lo aprobará, sino porque Trump, que es un charlatán mentiroso sin escrúpulos, usará el juicio para convencer a los fanáticos...

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