Isabel Turrent / Israel-Palestina

AutorIsabel Turrent

Después de meses de intermediación paciente entre el Primer Ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el Presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmoud Abbas, George Mitchell, el enviado especial del Presidente Obama para el Medio Oriente, logró iniciar una nueva ronda de negociaciones entre israelíes y palestinos.

Estados Unidos ha patrocinado nueve reuniones para lograr un acuerdo de paz entre ellos, pero tal vez ninguna se ha inaugurado en medio de una atmósfera tan pesimista. Observadores internacionales, una buena parte de la opinión pública palestina e israelí y negociadores que participaron por años como asesores de Washington y de los protagonistas del desencuentro, abrigan poquísimas esperanzas de que esta reunión logre lo que no se pudo conseguir en el pasado: un acuerdo de paz.

La desesperanza es resultado, en parte, de que la agenda por negociar sigue conteniendo los mismos puntos espinosos que dieron al traste una y otra vez con negociaciones anteriores. A saber: establecer las fronteras definitivas entre Israel y el territorio del futuro Estado palestino, decidir el destino de los refugiados palestinos que piden el derecho al retorno a sus viejos hogares en Israel y el status futuro de Jerusalén -que ambos reclaman como capital.

Es también producto de que el agua que ha corrido bajo el puente del desencuentro entre israelíes y palestinos desde el año 2000, cuando el gobierno de Clinton estuvo a punto de lograr un acuerdo entre ellos en Campo David, ha ahondado las diferencias entre los contendientes y ha perfilado una circunstancia especialmente difícil para el éxito de las negociaciones.

A diferencia del 2000, cuando Arafat representaba a todos los palestinos, ahora Mahmoud Abbas habla tan sólo por los habitantes del Margen Occidental: en 2007, ese extraño movimiento fundamentalista -parte partido político, parte organización terrorista- que es Hamas ocupó la Franja de Gaza, expulsó a los miembros de la AP encabezados ahora por Abbas y estableció en la Franja un gobierno fundamentalista islámico cuya bandera es la violencia.

Abbas llegó a la reunión de Washington con una legitimidad muy vulnerable y en desacuerdo con Hamas, que se ha negado a negociar con Israel. Los escépticos se preguntan, con razón, ¿qué tipo de Estado palestino puede negociar Abbas, sin Gaza, y con un poder derivado del patrocinio estadounidense?

La Autoridad Palestina confronta, además, al Gobierno israelí más conservador con el que haya tenido que...

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