Isabel Turrent / Brexit al poder

AutorIsabel Turrent

Tal vez sólo un irlandés podría haber hecho una radiografía tan implacable y precisa de un inglés.

Así es el retrato que pintó Fintan O'Toole en The Guardian sobre Boris Johnson, el nuevo Primer Ministro británico ungido por los contados miembros del Partido Conservador.

Con Johnson no hay engaño, dice con razón O'Toole: no puede desilusionar a nadie porque nadie abriga ninguna ilusión de que sea confiable, honesto, honorable o serio. Su relación con la verdad es tenue -su carrera ha estado montada en la mentira- y carece de escrúpulos morales en su vida privada y en la pública. Es un charlatán carismático con un gran sentido del humor. Un camaleón que adopta (la pareja) y la imagen que le conviene para acumular poder.

En 2016 puso sus talentos y sus defectos al servicio de los brexitistas. Ayudado por una campaña digital sofisticada y engañosa, fue fundamental para el triunfo de Brexit en el referéndum.

Como la sociedad inglesa, que ayudó a dividir, Boris Johnson se ha radicalizado. Su bandera para llegar al 10 de Downing Street fue la promesa de que Gran Bretaña abandonará la Unión Europea el 31 de octubre, con acuerdo o sin acuerdo, cueste lo que cueste.

Por cualquier medio, subrayó Dominic Cummings, su principal asesor, que ocupa un lugar central de la maquinaria política del nuevo Gobierno y diseñó la campaña digital en 2016.

Cummings es sólo el más peligroso de los brexitistas radicales que tomaron por asalto al Partido Conservador y al Gobierno a fines de julio. Pretende desmontar las instituciones del Estado -es un enemigo declarado del servicio civil británico- y estará seguramente a cargo de la campaña en una previsible elección en unos meses (no es difícil adivinar que será la campaña política más sucia que haya vivido Gran Bretaña).

Posiblemente este odio a Europa tiene mucho de karma: de nostalgia del Imperio y de una guerra -la segunda- que parece no haber acabado nunca en Inglaterra (Johnson se cree Churchill y usa todo el tiempo metáforas bélicas).

Pero ciertamente, Brexit se ha vuelto un dogma irracional que anuncia sin ninguna base en la realidad un futuro radiante fuera de Europa con Inglaterra como parte de una mítica anglosfera.

Por boca de Johnson el dogma anunció a Bruselas que el nuevo Primer Ministro ni siquiera se sentará a negociar con la UE si no borra del acuerdo con Gran Bretaña el "backstop irlandés" (que preservaría una frontera suave entre Irlanda e Irlanda del Norte manteniendo, hasta un arreglo...

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