Isabel Turrent/ El fracaso de Powell

AutorIsabel Turrent

Aun antes de que el Secretario de Estado estadounidense iniciara hace unos días su breve gira por el Medio Oriente, más de un observador anunció que Colin Powell fracasaría. La iniciativa tenía varios lastres de origen.

En primer lugar, fue muy tardía. Estados Unidos debió haber impuesto a palestinos e israelíes un alto al fuego cuando estalló la Intifada.

Diez y ocho meses después, ambos están demasiado inmersos en la violencia como para aceptar la propuesta que estaba en el primer lugar de la agenda de Powell: el cese al fuego.

Washington escogió, por lo demás, el peor momento del enfrentamiento para mandar al Secretario de Estado: en medio de la mayor ofensiva que Israel haya emprendido en años en los territorios ocupados.

Era evidente que Sharon no se plegaría a la demanda estadounidense de retirar inmediatamente al ejército de las zonas palestinas y que Arafat, prisionero en sus oficinas de Ramallah, pondría como condición para intentar detener la oleada de suicidas terroristas que ha atacado Israel el retiro de los soldados israelíes del margen occidental.

En estas circunstancias, la visita de Powell fue un desafío a la lógica y a la eficacia política. Un error de tal magnitud que desató una oleada de especulaciones en la prensa internacional sobre el motivo oculto de la misión del Secretario de Estado.

Hubo quienes concluyeron que la paz entre israelíes y palestinos era, de hecho, una meta secundaria y que el objetivo fundamental del Presidente Bush era hacer un gesto de buena voluntad frente a los países árabes para consolidar su apoyo y proseguir la ofensiva estadounidense contra el terrorismo, esta vez, en Iraq.

El hecho de que Powell haya regresado del Medio Oriente con las manos vacías hubiera sido, por sí mismo, un ominoso fracaso; pero el resultado de la misión fue aún peor.

Como lo estableció Saeb Erekat, uno de los negociadores palestinos, la visita de Colin Powell agravó la confrontación entre palestinos e israelíes.

El anuncio de que el Secretario de Estado presionaría a Sharon para decretar el retiro inmediato del ejército, levantó expectativas entre los palestinos y lo mismo sucedió entre los israelíes, que esperaban justificadamente que Powell tendría la capacidad y el mandato para negociar un alto a la violencia.

El predecible fracaso de Powell para lograr un cese al fuego y el retiro del ejército israelí de los territorios ocupados, fortaleció a los abogados de la violencia en ambos bandos y sembró la frustración...

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