Irma Martínez / '¿A nadie le hace roncha?'

AutorIrma Martínez

¡Cómo quisiera volver a ser niña!, sobre todo tener aquella ilusión tan bella e ingenua con que le hacía la carta al Niño Dios.

Lo primero que pediría es tener un alma que se estuviera renovando día a día, conservar una fe viva. Una fe que fuera inmune a esos pensamientos que en momentos difíciles de la vida nos asaltan diciendo: "Señor, ya no sé muy bien si creo en ti". Inmune también a los fanatismos, como los de esos grupos de personas que se sienten dueños de la verdad absoluta.

Dentro de esa misiva, también incluiría un deseo para quienes se dedican a trabajar por el bien común. Pido iluminación para que sepan defender sus ideas cuando se tienen argumentos para hacerlo.

Además, que practiquen el sentido de tener el valor civil de expresarse aun cuando sus puntos de vista sean distintos al grupo en el que se trabaja. La verdad, todos estamos cansados de una sociedad aborregada.

Como ejemplo está el Congreso del Estado. Es evidente que entre los diputados reina el borreguismo. Utilizan las neuronas de manera acomodaticia.

Es común observar que aun cuando no se está de acuerdo con una iniciativa, hay que votar a favor del partido.

Niño Jesús, es inconcebible que a pesar de la inteligencia que les otorgaste como un don, estas personas cuando llegan a ocupar una curul se transformen en robots despersonalizados, obedeciendo únicamente a sus intereses partidistas. (Esta situación se repite en todos los partidos políticos, sin distinción alguna.)

Lastimosamente se les olvida la ética y prefieren seguir viviendo de la ubre del erario. Lanzan iniciativas de ley al "a'i se va". Finalmente, hacen uso de su mayoría como hoy lo vemos con los diputados de la bancada panista del Estado, metiendo a como dé lugar la Ley de la Familia.

Esta iniciativa hubiera sido aplaudida por la mayor parte de la ciudadanía si antes de lanzarla se hubiera efectuado una mayor investigación y logrado un verdadero consenso, y sobre todo no quererse pasar de listos al dejar restrictivos los puntos que no se mencionan.

Intentar que el Estado intervenga en las estructuras familiares significa atravesar los muros de la privacidad más sagrada que debe tener la familia.

Es vergonzoso igualmente que en esta iniciativa de ley se encuentra plasmada parte de la carta...

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