Irma Martínez / De piel delgadita

AutorIrma Martínez

¿Qué le pasa a nuestro Presidente? ¿Se le olvidó que desde hace un año ya no está en campaña precisamente porque es el Ejecutivo nacional?

Nada menos el lunes pasado, en su festejo-informe-mitin del Zócalo parecía que estábamos viendo a un aspirante a la silla presidencial.

Pero bueno, a un año de su triunfo electoral, nos dejó en claro que, entre más rápido logren su tan llevada y traída "transformación", más tiempo habrá en este sexenio para consolidarla en forma de vida y en forma de gobierno.

¿Qué le favorecería en buena medida a la Cuarta Transformación? Que Andrés Manuel escuchara. Que abriera los oídos no a sus porristas, sino a sus críticos. A los que saben.

Y es que sus posturas a veces radicales contrarrestan totalmente los muchos cambios favorables que ha llevado a cabo, como la lucha contra la corrupción.

Sí, sacudió al sistema (y aún le falta). Se acabó aquella vida ostentosa, de la cual gozaban y abusaban los ex Mandatarios, y parece que lo mismo va para los empleados de primer nivel y probablemente de segundo, tercero, cuarto y hasta quinto nivel.

El Presidente fue quien más influyó para incrementar los salarios mínimos, teniendo presente que 30 millones de mexicanos votaron por él. Eso habla de que sigue viva la simpatía que despierta entre las mayorías.

También es admirable la transparencia que maneja su Gobierno ante las licitaciones. Hay muchos indicadores de que está en plena batalla por acabar con los concursos a modo que se efectuaban desde siempre en los Gobiernos pasados.

¡Claro!, sin dejar de puntualizar que todavía, en buena parte de los Estados, se sigue haciendo transa, donde va de por medio ese "toma y daca" con las empresas consentidas.

¡Pero las cosas buenas cuentan! Y hay que contárselas a Andrés Manuel.

Sin embargo, esa piel tan delgadita y sensible que tiene hace que ya esté cansando que se defienda lanzando ofensas. Sí, ofende sobremanera y además polariza con esos términos de "adversarios", "enemigos", "chayoteros" y "fifís".

Además, a quien lo critica, al día siguiente le mata el gallo durante la mañanera. Ofrece el diagnóstico del problema y maneja la agenda diaria a su favor.

No entiende que ningún mexicano en su sano juicio puede desear...

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