Irma Martínez / Lucifer de réferi

AutorIrma Martínez

Sin querer empecé a escuchar la conversación de dos personas que iban en los asientos delanteros del avión en el que viajaba. Hablaban del tema que en estos días ha dado vuelta al planeta: los actos terroristas.

Uno dijo: "La tercera guerra mundial está a la vuelta de la esquina".

El otro respondió: "La locura de los fanáticos de la religión se enfrenta a los fanáticos de las armas".

Las guerras no siempre provienen de ideologías, pensé. Por lo general, en el trasfondo hay intereses económicos, aunque es cierto que la represión en el mundo islámico es inconcebible y confrontante ante el mundo contemporáneo que vivimos.

Comencemos por el hecho de que los terroristas no nacen, sino se hacen.

Desde niños les van lavando el cerebro de manera fraternal, influenciándolos con ideas abstractas. Los someten a doctrinas azuzadoras, les imponen sacrificios brutales como la inmolación, prometiéndoles que en otra vida se les retribuirá su heroísmo.

Así que para ellos no es difícil aceptarlo, puesto que han vivido con códigos familiares infames, además de ausencia de libertades, como la de expresión y, sobre todo, la negación a la crítica de toda palabra escrita del Corán.

Algunos líderes del islam usan ese fanatismo para llevar a cabo intereses que favorecen a los Gobiernos corruptos de varias naciones.

Mientras la conversación de mis compañeros de viaje subía de tono y hablaban de historias de terror, pensé en el control que imponen las religiones a sus feligreses.

Obviamente el islamismo se visualiza como una de las peores, sólo basta ver el abuso y concepto de cosificación en que tienen a las mujeres, por ejemplo.

Pero, en general, las tres religiones monoteístas del mundo -judaísmo, cristianismo e islam- han sido injustas con el género femenino.

Sin embargo, la islámica maneja una infamia inaudita, y quien lo dude sólo analice la historia de Malala, una joven que se atrevió a levantar la voz a favor de la educación de las niñas y eso fue suficiente para estar a punto de morir al ser baleada.

Tras recibir el Premio Nobel de la Paz, dijo: "Un niño, un maestro, un lápiz, pueden cambiar el mundo".

No obstante, los talibanes dijeron de ella que era "un soldado en...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR