Opinión Invitada / ¿Cervecería holandesa?

AutorOpinión Invitada

Federico M. Garza

Guillermo de Orange, Príncipe de Holanda, le puso el cascabel al gato en un reciente discurso en el DF diciendo "camarón que se duerme se lo lleva la chingada".

Si no se le pasaron las Heinekens algo sabía que nosotros no. Acaso es advertencia al México dormido, con un implícito: su única opción es romper atavismos y tratar de volverse algo similar a Holanda.

¿El mexicano transformado en holandés? Difícil, pero bien le caería tener una visión, una mentalidad como la de un nederlandés (sic). Alejarse de la viciosa visión de la tierra del nunca jamás, Never-land, que le aqueja.

La cultura de los holandeses no es muy disímbola a la de Monterrey. Una ciudad siempre despierta, que ha sabido aprovechar sus oportunidades, vencer adversidades. Contrastando con México como un todo, que acostumbra desaprovecharlas y es nada ajeno al fracaso.

Monterrey, emporio, aunque puerto interior, es más parecido a un Ámsterdam, que al México profundo, o la misma Tenochtitlán, sede de monopolios e imperios políticos, sindicales y administrativos. Abierta más que cerrada al cambio y al extraño es una ciudad cervecera más que pulquera o tequilera. De carne asada, tomate y Santa Claus en vez de moles, jitomate y los Santos Reyes.

Durante 120 años, Cervecería ha sido Monterrey. Su influencia ha sido enorme. Su importancia era tal, que un querido maestro del Tec decía algo así como que: la cervecería era la verdadera madre de Monterrey, ninguna virgen.

No se creará orfandad con la nueva etapa como socia-subsidiaria de la anglo-holandesa Heineken, la ciudad ha crecido y hereda la enseñanza. Aunque deteriorada, persiste la cultura.

Monterrey es eminentemente mercantil, industrial, financiera, pero con afinidades hacia lo técnico; de ingenieros. Holanda tiene una cultura bastante similar. Gracias a ella y el esfuerzo, por muchos siglos le ha ido bien. Si a México no le va bien quizá sea por su cultura de seudodamnificados atenidos a los tres Santos Reyes Magos (PRI, PAN, PRD), la lotería y la Virgen de Guadalupe, a la tranza. ¿Por qué no hacer el difícil trance a una cultura exitosa como la holandesa?

Lo difícil sería cómo. Pero resulta fácil tomar un atajo dadas las proclividades épicas y mágicas mexicanas: Una revolución. Una revolución anaranjada, transformarse en holandeses y de preferencia derramando poco o nada de sangre.

Buscando antecedente se puede encontrar cómo en una situación similar se dio la gloriosa revolución inglesa de 1686. Los...

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