Opinión Invitada / Karen Batres: La primera droga

AutorOpinión Invitada

El debate sobre la mariguana sigue sin cesar: que si hace daño o no, que si es una droga inicial que sólo induce al uso de otras, que si es o no medicinal, que si se legaliza o no, y todo tipo de hipótesis acerca de las consecuencias de su permisividad.

La discusión estridente retumba como si fuera algo nuevo. Se hace caso omiso de las sustancias legales como la nicotina y el alcohol. Están de moda drogas sintéticas nuevas y mortales, pero la más letal de todas, la que sí induce a otras adicciones precisamente porque no nos damos cuenta de sus efectos, la primera droga para todos es el azúcar.

El azúcar es el ingrediente más popular agregado a los alimentos en Estados Unidos.

Un reciente estudio médico en aquel país declara que los dos tipos de diabetes están al alza. Pero el que va a matar a más mexicanos en los años venideros es el que resulta del sobrepeso.

Detrás de la epidemia de adicción al azúcar se encuentra Estados Unidos. Si bien es cierto que el ser humano, y muchos otros primates, buscan lo dulce, no podemos atribuir nuestra adicción a una idiosincrasia de la fisiología.

Hay un enorme interés económico detrás de las casi impensables sobredosis de azúcar que nos proporcionamos todos los días, y ese interés se llama maíz.

Se puede sostener que el peor ingrediente edulcorante es el jarabe de maíz alto en fructosa porque la gente normal no está acostumbrada a leer etiquetas e identificar las azúcares en los alimentos procesados.

La masiva producción de maíz en Estados Unidos asegura que sea el edulcorante más disponible del mercado. Pero ¿es dañino o no?

Su actuación en el cuerpo es como el azúcar; el problema no es tanto de dónde conseguimos el azúcar o el edulcorante, sino las cantidades casi míticas que estamos consumiendo.

Se explica con gran facilidad: el azúcar actúa en los centros cerebrales del placer igual que las drogas clasificadas como tales.

El cuerpo necesita glucosa, como necesita grasas y proteínas, pero el azúcar puede literalmente crear una adicción, cosa que el aceite de oliva o el huevo simplemente no hacen.

En las escuelas mexicanas se venden bebidas con un enorme contenido de azúcar; no sólo refrescos, sino "tés" que están de moda y combinan diferentes sabores de frutas y...

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