Ideólogo y peregrino

AutorDaniel de la Fuente

Literalmente sin fronteras, Fray Servando Teresa de Mier es el primer Regiomontano Universal y una figura a la que es preciso volver en estos momentos de fervor patrio.

Nacido en Monterrey el 18 de octubre de 1763, en la casa No. 26 de la Calle del Comercio, hoy Escobedo, y en la que se encuentra un Sanborns, el dominico debe ser recordado por su carácter de precursor de la Independencia de la Nueva España.

Sus ideas son consideradas rebeldes cuando en el sermón en la fiesta del santuario dedicado a la Guadalupana, funge como orador y afirma que Quetzalcóatl es en realidad Tomás Apóstol y que éste evangelizó estas tierras 15 siglos antes de su descubrimiento por los españoles. Otra teoría sustentada por el religioso, que asombra a la concurrencia, es que la Guadalupana no está pintada sobre la tilma de Juan Diego, sino sobre la capa de Santo Tomás.

El mensaje implícitamente le resta relevancia a la presencia española, pues considera a la tradición guadalupana más antigua y, por ello, de corte nacionalista.

"Vi, en fin, que sin perjudicarse a lo substancial de la tradición, se exaltaba la imagen y el Santuario, me llenaron de entusiasmo, y éste me trastornó, si es que me trastornara", escribe en sus Memorias, célebres, lo que le lleva a ser cuestionado por la Inquisición, por lo que debe huir cayendo en diversas prisiones. Más de 60 años vivió, apunta el escritor Alfonso Reyes, y la mitad de su vida la pasó perseguido.

Escribe el humanista sobre Servando: "Para uno de los biógrafos, en bellas páginas que le dedica, la 'inadaptación' del P. Mier comienza con los votos. 'Para él' -dice otro biógrafo- 'los votos eran impracticables, las tentaciones muchas...'".

Antes y después de su sermón, el dominico que a los 17 años parte de Monterrey es visto como disidente. Influenciado por la revolución europea y la emancipación de Estados Unidos, entra en ebullición propagando por todas partes sus ideas antihispanistas, precursoras de la Independencia. Aun proclamada la rebelión de Hidalgo, no deja de persistir en sus posturas pese a sus constantes encarcelamientos y fugas.

Así, a este "Hamlet criollo que nunca aprendió el arte de dudar", como le llama el poeta David Huerta, se le descubre a lo largo de su vida en Bayonas y París; traduciendo a Chateaubriand y secularizado en Roma por el Papa. También, en Cádiz, Sevilla, Madrid y, tras una estancia de tres años en Portugal, como capellán de un batallón de voluntarios en Valencia.

En su ruta, el dominico...

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