Humanitarismo a flor de piel
| Autor | Daniel de la Fuente |
"La inmortalidad no es vivir para siempre. Es vivir en el recuerdo de los que continúan nuestra obra", dijo el prohombre de la medicina Carlos Canseco, en el homenaje póstumo a otro héroe de la salud: Juventino González Benavides.
"Este aforismo del autor podría haber sido escrito para Juventino González Benavides", añadió sobre el pionero de la dermatología, fallecido el 12 de enero del 2005, "ya que su paso por este mundo le asegura la inmortalidad en aquellas personas que, siguiendo su ejemplo, han continuado su tarea".
González Benavides nació en Los Herreras, el 25 de enero de 1923. Egresó de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nuevo León en 1947. Creó la residencia de dermatología en el Hospital Universitario en 1968 y, hasta noviembre del 2004, mantuvo su cátedra como profesor emérito y decano. Fue director de la facultad y director interino en varias ocasiones, por ejemplo, en los tiempos difíciles de las revueltas estudiantiles.
Pionero de la investigación en torno a las enfermedades de la piel, fue presidente del Consejo Mexicano de Dermatología, fundó la Sociedad de Dermatología de Nuevo León y promovió la lucha contra la lepra. Fue, también, Alcalde interino de Monterrey, en 1991, al sustituir a Sócrates Rizzo.
Al cumplir medio siglo de trabajo en la medicina, González Benavides dijo sentirse como el alpinista que al escalar la cumbre está tan concentrado en el ascenso que, al mirar atrás, casi en la cima, ve las marcas que ha dejado en el camino.
"Sólo ahora entre amigos hago una pausa para echar un vistazo al camino recorrido", dijo, conmovido. "Son 50 años de mantenerme en la profesión médica, pero la carga es ligera: ha sido toda una vida con licencia para disfrutar".
Como un padre dedicado a sus pacientes, es como lo ha evocado uno de sus hijos, Sergio González González, también dermatólogo.
"Papá dio clases de dermatología toda la vida y tomaba muchas fotografías. Entonces, cuando estaba en la casa nos pasaba fotografías de pacientes, entre las de la familia, y veía los casos", ha contado el especialista.
"Así, desde chicos, empezamos a ver cosas de medicina y a la larga fue lo que influyó mucho para que, tanto mis hermanos como yo siguiéramos este camino".
González ha descrito que, cuando él estaba en la secundaria, su padre solía llevarlos a él y a sus hermanos a brigadas de salud en escuelas de zonas marginadas.
"Me quedo, sobre todo, con su rectitud y honradez", ha comentado.
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