Huatulco: Secretos de las bahías

AutorYaotzin Botello

EL NORTE / Enviado

HUATULCO.- Estábamos en el catamarán preparándonos para un viaje soleado que duraría cerca de siete horas, tiempo en el que nos prometieron una explicación de cinco de las nueve bahías de Huatulco y entretenimiento total.

"A la derecha está la playa de La Entrega, histórica porque ahí fue donde el genovés Francisco Picaluga se entregó al General Vicente Guerrero el 20 de enero de 1831, consumándose la traición al que fuera Presidente de la República (Guerrero)", relató Orlando, nuestro guía.

Con su escaso inglés, Orlando sintetizaba a los canadienses que nos acompañaban cada una de sus ideas:

"Aquí... traicionaron... a Vicente Guerrero... un ex Presidente de México", sintetizó la idea con su escaso inglés para que la comprendieran los canadienses que nos acompañaban.

Durante el trayecto pasamos por La Bufadora, un fenómeno natural de agua que sale como chorro por su choque contra paredes de rocas y, si nos asomábamos por estribor o babor, podíamos ver algunas tortugas caguama como lirios flotantes alrededor del catamarán.

La vista se perdía de cuando en cuando en la fusión de colores del agua azul profundo, en las arenas blancas y en una selva que casi se lanza sobre la mar.

Me quedé con las ganas de una visita guiada por esa selva, Parque Nacional Huatulco, donde se encuentran albergadas 234 especies de aves (en México existen 718), de las cuales 11 son endémicas, es decir, únicas en Oaxaca.

En cambio, en nuestro catamarán fue inevitable quedarse con las ganas de un silencio, roto por las entonaciones de Shakira, Ricky Martin y algunos sonidos musicales caribeños, predeterminados en la compra del paquete de esta travesía.

"Tendrás una gran fiesta a bordo para que, al menos un día de tu viaje a Huatulco la pases súper bien", me habían advertido los jóvenes que venden esta diversión en el puerto.

Llegamos hasta San Agustín, la última de las bahías al poniente de Huatulco, donde la gente comenzó a practicar el esnórquelin. Quien no lleva su equipo (un visor y un esnórquel) puede rentarlo por unos 40 pesos con los lugareños o en el mismo catamarán.

San Agustín es una bahía protegida por islas rocosas y farallones. Tiene muchos arrecifes que la hacen un lugar ideal para la práctica del esnórquelin y el buceo y, lo mejor, no hay mucha gente.

También se puede caminar a lo largo de la playa, pasando pequeños restaurantes que gradualmente bajan sus precios para atraer al menos a un comensal; los del fondo, los imperceptibles...

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