El 'Huapango' de Moncayo: Emblema de México

AutorJaime Hinojosa Vega

"Para cantar he traído sones de la tradición, y otros de nueva creación que a este mundo han venido".

El Siquisiri (son jarocho)

Desde el estreno del "Huapango", de José Pablo Moncayo, en el Palacio de Bellas Artes en 1941, la obra sinfónica ha sido escuchada y recurrida para diferentes fines, ya sea comerciales, institucionales o para divulgación de nuestra música nacionalista hacia el extranjero.

Pero, ¿qué contiene esta obra a la que se ha llegado a llamar popularmente "el segundo himno nacional"? ¿Por qué al escucharla se refleja en el mexicano un sentido de identidad colectiva que despierta sentimientos intrínsecos de nuestra cultura?

La pieza fue compuesta principalmente mediante un proceso de decantación de melodías conocidas de los sones veracruzanos y en una estructura coherente de forma libre clásica entendida como "poema sinfónico", muy usado por los grandes compositores en los siglos 19 y 20. Estos elementos han hecho del "Huapango" una obra incluyente, que integra melodías y ritmos familiares a la gente y, a la vez, apreciada por los amantes de la música clásica. Recordemos la famosa Obertura de 1812 de Tchaikovsky, que posee una característica similar, pero aplicable al espíritu ruso.

Se interpreta con una orquesta sinfónica completa, incluyendo piano, arpa e instrumentos de percusión autóctonos, como las maracas y el güiro. Su duración es de poco menos de 10 minutos, dependiendo del director orquestal.

En la obra se detectan 4 partes principales. La primera inicia en Do mayor, frecuentemente usada en situaciones alegres y festivas, con una introducción sigilosa de los timbales que parece invocar a las percusiones del antiguo huéhuetl maya.

Poco a poco se van añadiendo los cornos franceses, el güiro y los violines en pizzicato. Emergen luego más instrumentos hasta llegar a un clímax emotivo que da entrada al primer tema que se inspira en el son jarocho del "Siquisiri", donde los violines llegan a tocarse en forma de rasgueos, a manera de la guitarra o la jarana, típicos de los sones veracruzanos.

La segunda parte, en la tonalidad de Mi mayor, está inspirada en la canción del "Balajú". En este tradicional son se cantan coplas que se van turnando entre dos cantantes a manera de reto. Así se presenta en la obra de Moncayo, pero inicialmente el oboe expone la melodía y luego lo imitan la trompeta, el corno y los violines. Cuando esta parte se repite, antes de finalizar el "Huapango", se escucha más notorio el "duelo" entre la...

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