Homero Aridjis / Aeropuerto, inseguridad y abusos

AutorHomero Aridjis

Vergüenza del gobierno del estado de Chihuahua, vergüenza del gobierno de Vicente Fox, vergüenza nacional que los tarahumaras se mueran de hambre y de frío.

Mientras la crisis de seguridad de Estados Unidos se extiende a otros países y las autoridades de ese país han bloqueado cinco vuelos procedentes de México por representar diversos riesgos -como el cancelado vuelo 490 de Aeroméxico con destino a Los Angeles la pasada Nochevieja-, durante el mes de diciembre los chicos sanitarios Javier Usabiaga, encargado de la Secretaría de Agricultura y Pesca, abrieron y hurgaron arbitrariamente en las maletas de los viajeros procedentes de Europa en las líneas comerciales de Iberia, KLM, Air France, British Airways, Lufthansa, Aeroméxico y, del Oriente, JAL. Por esas revisiones la confusión y las colas que se produjeron fueron tan largas que el señor Usabiaga debió haber puesto un letrero que dijera: "Viajero, has llegado al Tercer Mundo, Bienvenido al País del Gobierno del Cambio".

Para contribuir a la confusión general, como si no fuera bastante el congestionamiento vehicular y humano, normales en esta estación de tráfico aéreo durante el puente de Lupe-Reyes, a las autoridades del aeropuerto de la Ciudad de México se les ocurrió iniciar obras en el estacionamiento (el cobro bastante caro). Pues luego de la cancelación del proyecto de construir un aeropuerto internacional en Texcoco y de la aprobación de ampliar el actual, Pedro Cerisola y las gentes de ASA parece que tienen carta abierta del gobierno de Fox para todo tipo de arbitrariedad e ineficiencia. Con esto en mente, después de varias visitas al aeropuerto internacional de la Ciudad de México, la pregunta obligada que le viene a uno a la cabeza es: ¿Adónde han ido a parar los millones de dólares gastados en el AICM por los sucesivos Presidentes, desde López Portillo hasta Fox, en su renovación o, más bien, para parcharlo mal? Porque el aeropuerto está peor cada día. En la llegada internacional a causa de las bolas no hay para dónde hacerse y cuidarse de los niños jugando en el piso. Tampoco existe comodidad alguna a la salida de los vuelos, pues como los directores han llenado de comercios los espacios disponibles, se han olvidado de los servicios, comenzando con que en los corredores no hay carritos para el equipaje de mano, de manera que los viejos, los enfermos y los cansados por largas horas de vuelo tienen que hacer sin ayuda el viaje interminable de los aviones hasta Migración y...

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