Un hombre que amó la vida

AutorKarla Delgadillo

Un hombre muy servicial, que vivió para dar y darse a los demás, tanto en su vida personal como profesional, fue sin duda alguna Justo Cárdenas Ochoa, quien falleció el 24 de agosto a los 94 años de edad.

Su partida deja una profunda huella en todos sus familiares y amigos, y en todas aquellas personas que tuvieron la oportunidad de convivir con él pues gracias a su profesión: ginecólogo obstetra, estuvo en contacto con muchísimas personas.

Todos lo recuerdan con especial cariño, sobre todo sus tres hijos: Patricia Cárdenas de Escudero, el Padre José Cárdenas, L.C. y Guillermo Cárdenas.

"Yo lo considero un hombre muy servicial, totalmente generoso y dedicado a las personas, a cada uno lo atendía dándole todo su tiempo, toda su atención, era un darse constantemente muy hermoso", expresó José.

Era todo un caballero, siempre cariñoso e impecable, tanto en su actuar como en su aspecto personal, carismático y de gran corazón.

Su gran pasión era la medicina, por ello ejerció su profesión durante 65 años, dejando de laborar al cumplir 86 años de edad.

"Tenía una capacidad de trabajo espectacular. Empezaba a las cinco de la mañana para irse a pasar visita al hospital. De ahí se iba trabajar al Consulado Americano en donde revisaba a 300 personas diariamente, que querían irse a Estados Unidos y se les pedía un certificado médico para obtener la visa. Para las 9 se iba a su consultorio a ver alrededor de 25 pacientes, y además atendía partos a diario", recordó Guillermo.

Jamás se le veía cansado, aunque sus jornadas de trabajo eran muy largas y pesadas, pues además de estas actividades realizaba actividades con su familia.

"Todas las noches se despertaba para atender a alguien, pero nunca lo veías cansado, ni de mal humor, podría no haber dormido pero él siempre tenía muy buena actitud, tenía un don y mucha energía.

"Trajo a miles de personas al mundo. Yo le cerré su consultorio y un día se me ocurrió contar expedientes y vi que trajo al mundo, sólo en Monterrey, a 50 mil bebitos, y no es un cálculo, es literal la cantidad".

También trabajó en los Consulados de Canadá, Australia y Nueva Zelanda, fue miembro activo de diversas asociaciones médicas tanto en México como en Estados Unidos, y fue presidente del cuerpo médico del Hospital San José, el cual fundó junto a Ignacio Santos.

UN HOMBRE PERFECTO

Pero para Justo no todo giraba en torno a su trabajo, pues su familia era su principal motor. Vivió completamente enamorado de su esposa Carlota Jiménez...

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