Desde la Sinagoga/ Todos somos hermanos

AutorRabino Moisés Kaiman

La semana pasada tuve el honor de recibir en mi casa a grandes personalidades entre las que se encontraban: El Cardenal Adolfo Suárez Rivera, el Gobernador de Nuevo León, Fernando Canales Clariond, el Alcalde de Monterrey, Jesús María Elizondo, el rector de la UANL, Reyes Tamez Guerra, y varios miembros importantes de la Comunidad Israelita de Monterrey.

Uno de los motivos de la reunión fue felicitar al Cardenal, quién continuará en su puesto por muchos años más.

Hace poco llegó a mi casa un señor al cual conozco desde hace muchos años, y me comentó que no comprendía por qué vivía yo solo en Monterrey si mis hijos están en Estados Unidos. Yo le recordé que cuando lo conocí hace muchos años, había logrado iniciar un negocio y progresar. Sus hijos le ayudaban en el negocio, pero él quería hacer todo solo, no dejar las riendas del negocio y no permitió que sus hijos se hicieran cargo del mismo, a pesar de estar en edad de jubilarse.

"¿Cuál es el afán y el motivo de trabajar tantos años día con día? ¿Por qué no permite que sus hijos tomen su lugar y usted se tome un merecido descanso?", le pregunté.

El señor me respondió: "Me extraña que sea usted el que me haga esta pregunta, usted sabe cómo trabajé día y noche, con sol, lluvia, etcétera... y salía a las calles a vender mi mercancía. Gracias a Dios, tengo hoy un buen negocio después de tanto esfuerzo y sacrificio. No puedo dejarlo ni siquiera a mis hijos".

Le dije que él sólo había respondido a la pregunta que en un principio me hizo. Hace más de 50 años llegué a esta pequeña comunidad y me dediqué día y noche a trabajar junto a muchas personas para lograr lo que hoy tenemos.

Gracias a Dios, así como usted, después de tantos años de trabajo tiene un negocio próspero, de la misma manera mis años de trabajo me dieron esta pequeña comunidad que es mi orgullo.

Hace varios años mis hijos comenzaron a decirme que ya era tiempo de descansar y que debía irme con ellos.

La gente me pregunta que cuántos hijos tengo en Nueva York y les dije que tres hijos, pero ellos me dicen que en Monterrey toda la comunidad, que está formada por más de 500 personas, son mis hijos también, así como todo el pueblo regiomontano. Y por eso estoy aquí en Monterrey.

Lo que quiero decir con esto es que cuando el Cardenal dijo estar enfermo y deseaba dejar su trabajo, yo le dije que debía seguir...

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