Guadalupe Loaeza / Señor Secretario

AutorGuadalupe Loaeza

Para la familia Loaeza Cárdenas.

Querido Señor Secretario:

Desde que te conozco (hace 61 años), no has cambiado un ápice. Eres tan fiel a ti mismo y a tu vocación que no me sorprende que te hayas convertido en el primer Secretario de Cultura de nuestro país.

Cuando eras niño me maravillaba tu sed de conocimiento, todo lo querías entender, asimilar y compartir: la música, las letras, los devenires de la historia universal, la pintura, el cine, pero sobre todo, los personajes que han trazado la historia de México.

Ahora tú te sumas a esta lista. Quién te iba a decir que esos sueños de niño (que me constan), ahora son tu realidad: llevar la cultura al mayor rango que el Estado puede reconocer.

Como mexicana me felicito por tener un Secretario que sí sabe, que sí entiende y lo más importante, que ama y defiende el patrimonio cultural de México. En cualquier evento que tú presides, inauguras o promueves, comunicas desde tu propia cultura; es decir, sin necesidad de leer un discurso, abordas el tema como un profesional.

No eres un improvisado, Rafael, como desafortunadamente lo son muchos políticos. Muchos de ellos cuando llegan a un puesto, comienzan a averiguar de qué se trata. Tú no tuviste que informarte de nada ni con nadie. Eres el Señor Cultura.

¿Exagero? No creo. La iniciativa para crear la Secretaría de Cultura que presentó el Ejecutivo al Congreso se aprobó por unanimidad. La comunidad cultural lo celebró porque nunca más la cultura bajará de rango. ¿Exagero? No creo. Jamás la cultura volverá a ser un accesorio o algo prescindible. Ahora es una política de Estado.

Me conmueve y me enorgullece saber que Rafael Tovar y de Teresa garantizará el derecho humano a la cultura consagrado en nuestra Constitución. Lo anterior ya lo hacías como presidente de Conaculta. ¿Exagero? No creo.

Permíteme enumerar algunos proyectos que me llamaron mucho la atención por el impacto que causaron tanto en Estados Unidos, Europa y Latinoamérica. Empecemos por mencionar el Salón del Libro y la Prensa en Ginebra; la Book Expo America en Nueva York, la Feria del Libro en San José en Costa Rica, en las que México fue invitado de honor.

No puedo dejar de mencionar la maravillosa exhibición de Frida Kahlo y Diego Rivera, en el museo de L'Orangerie en París. Fue exitosísima a tal grado que las filas de gente rodeaban las calles aledañas al museo. Créeme, Rafael, que en esos días leía con fervor todo lo que decía la prensa francesa, según la cual ésta era una de las...

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