Guadalupe Loaeza / El mal anda suelto

AutorGuadalupe Loaeza

"El mal anda suelto...", me comentó Enrique justo ayer mientras terminaba de alistarse para ir a la oficina. A lo lejos se escuchaba la voz de Carmen Aristegui, comentaba el caso del asesinato de Marisela Escobedo. "¿Desde cuándo se habrá soltado?", le pregunté a mi marido todavía con los ojos cerrados. "Quién sabe, pero ya está de regreso...", añadió en tanto se anudaba la corbata frente al espejo.

Confieso que la frase de Enrique me dejó atónita. ¿Cómo era posible que hubieran asesinado a Marisela por el solo hecho de denunciar al responsable del asesinato de su hija? ¿Cómo era posible que este crimen se hubiera dado justo a las puertas del Palacio de Gobierno de Chihuahua? ¿Cómo era posible que no contentos con la muerte de esta pobre madre, un grupo armado osara incendiar una maderería propiedad de la pareja de la activista?

Y por último, ¿cómo era posible que tres jueces, Catalina Ochoa Contreras, Netzahualcóyotl Zúñiga Vázquez y Rafael Boudid, del Tribunal Superior de Justicia de Chihuahua, consideraran que no se había logrado probar ni la verdadera causa de muerte de Rubí Marisol, ni la historia de violencia que ella había sufrido a manos de Sergio Rafael Barraza, a pesar de su propia confesión?

¿Qué pasa cuando ya no se cree en nada, en absolutamente nada? ¿Qué es lo que queda? ¿El horror, el espanto, el asco; en otras palabras, nada más el mal?

Partamos pues de la base, que el mal ya está aquí entre nosotros, ¿para quedarse?, ¿cómo combatirlo?, ¿cómo ahuyentarlo? Ayer precisamente, recibí copia de una carta que circuló en distintas redes, dirigida a Felipe Calderón Hinojosa, la cual me hizo pensar que el hecho de que los ciudadanos se estuvieran movilizando a todos los niveles respecto al desolador caso de la Sra. Escobedo quería decir, tal vez, que no todo estaba perdido, que valía la pena seguir luchando.

Además de que la misiva está muy bien sustentada, me dije que actos solidarios como ése podían servir como antídoto contra el mal. Después de tres años, de haber renunciado a su cargo como fiscal especial para la Atención a los Delitos Relacionados con Actos de Violencia contra las Mujeres de la PGR, hoy FEVIMTRA, la doctora Alicia Elena Pérez Duarte y Noroña le hace hincapié a Calderón en relación a la vergüenza que sintió por haber pertenecido "al corrupto sistema de justicia de nuestro país".

Pérez Duarte señala cómo esa misma vergüenza le había quemado una vez más la conciencia acerca de la Sra. Escobedo: "Por eso, no puedo...

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