Guadalupe Loaeza / Divorciados

AutorGuadalupe Loaeza

"Ella es Angélica; pronto nos casaremos", fueron las palabras con las que Enrique Peña Nieto presentó al Sumo Pontífice a su novia.

Poco después, el Papa saludó y dio la bendición a los seis pequeños que solían formar la familia Peña Nieto-Rivera, así como a las respectivas madres de los futuros contrayentes.

Seguramente el Papa Benedicto XVI no sabía que entre el futuro matrimonio existía un contrato por seis años, ideado por Televisa para que el novio llegara a la Presidencia, apoyado por la popularidad de "La Gaviota".

Tal vez al ver a la pareja y tratándose del candidato a la Presidencia por el partido más pecador del mundo, el PRI, el Papa Benedicto intuyó que, entre ellos, no existía un ápice de amor.

Entonces el convenio con el Estado de México le representaba a Televisa más de 339 millones de pesos (EL NORTE, 5 de mayo del 2019). Obviamente en el Canal de las Estrellas prácticamente nunca aparecían las malas noticias.

La estrategia de la empresa estaba más que clara, había que promover a como diera lugar al "Muñeco", aunque no hubiera podido citar tres libros de su preferencia.

Unos meses antes, una de las ex de Peña, Maritza Díaz Hernández, había escrito en su Facebook, respecto al precandidato presidencial del PRI, sobre la protección que le otorgaba a su hijo: "Piensa que la Presidencia dura sólo 6 años, tus hijos son para siempre y estás dejando huella de todo lo que haces y dices. A ellos no los engañas, ellos saben y se dan cuenta de muchas cosas, aunque tú salgas y digas otras", escribió. Más adelante anotó: "¡Ya madura!". Pero Peña Nieto nunca maduró.

Eso a la recién casada la tenía sin cuidado. En esa época, cada vez que podía, Angélica hacía declaraciones como: "Estoy muy agradecida con Dios por darme la oportunidad de tener la familia que tanto soñé y a mi lado a un hombre que me respeta, que me ama, que me cuida".

No, Peña Nieto no la respetaba, la usaba tal como estaba estipulado en el contrato, no de matrimonio, sino de Televisa, después de que se divorciara y anulara su boda religiosa con el padre de sus hijos.

No obstante "La Gaviota" insistía en decir en todas las revistas del corazón: "Mi esposo se enamoró de mí por lo que soy, por mi calidad humana, por ser una mujer trabajadora, una mujer con un pasado del que me siento orgullosa y una mujer que consiguió unir en tan poco tiempo a dos familias, y no por otra cosa".

¿Cuál cosa? Pobre Angélica, ¿era nada más víctima de sus circunstancias? ¿U otra cosa? No, nunca...

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