Grandes actores... ¿una sola vez?

AutorFidel Orantes. Con información de Mauricio Ángel

Años de preparación, decenas de audiciones e igual número de rechazos: ése es, por lo general, el camino que sigue la mayoría de los actores que buscan brillar en Hollywood.

Pero también hay casos extraordinarios, como el de la mexicana Yalitza Aparicio, quien sin ser intérprete de profesión, consiguió una nominación al Óscar como Mejor Actriz por su estelar en Roma, de Alfonso Cuarón.

"Uno busca a la persona que más se parece al personaje, y eso seguramente fue lo que hizo Alfonso. Después, ves la película y la mano del director: qué bien la protegió, qué bien la llevó hacia donde quería", considera la actriz Adriana Barraza.

Esa inocencia histriónica es una ventaja para el realizador, y a menudo es clave en el éxito de la interpretación, señala el actor Luis Felipe Tovar.

"Con relativa facilidad, (el cineasta) los mete a su mundo, los absorbe, los contagia, les habla de cine, de lo que le gusta hacer, de cómo ve al personaje y cómo le gustaría que lo interpretara.

"Cuando hay esa comunicación, evidentemente hay una apertura, como entre cualquier ser humano, y se entregan. Evidentemente, a quien ya tiene un entrenamiento profesional es más difícil meterlo en ese proceso", añade el director de la escuela de actuación El Set.

Ambos coinciden en que tanto Yalitza como cualquier otro actor no profesional deberá prepararse si, tras una incursión tan celebrada, desea es dedicarse a las artes escénicas y no ser lo que coloquialmente se conoce como "llamarada de petate".

"Yo no me atrevería a decir que no es actriz, ¿por qué, si todavía no lo demuestra? Considero que con un equipo, tomando clases, a lo mejor le saca mucho lustre y brillo a esa experiencia tan grande que tuvo en la película, ¿por qué no?

"Lo digo como maestra de actuación desde hace más de 45 años", apuntó Barraza, nominada al Óscar en 2007 como Mejor Actriz de Reparto por Babel.

Al igual que la oaxaqueña, otras personas que no eran actores que han cautivado al público y a los críticos del séptimo arte en los últimos años.

Pero, en la mayoría de los casos, su prometedora carrera se quedó en eso: en una promesa. Y en ello tiene mucho que ver la vocación y la resistencia, pues ese triunfo apabullante de la primera vez no suele repetirse.

"Es una carrera que requiere de mucha fortaleza, el talento es por separado, es un regalo de Dios. Se necesita de un enorme esfuerzo, disciplina y capacidad.

"De verdad que es impredecible. Hay gente que parece que está diseñada para hacerla siempre...

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