Grande, como los Soler

AutorMarco Castillo

Un despistado y atolondrado cadete enamorado de la hijastra de Bibiano (Pedro Infante), en El Mil Amores, que causaba gracia por su inexperiencia en el amor, puso a Fernando Luján en la mira de los realizadores. En ese entonces se daba a conocer como Fernando Ciangherotti Jr.

Eran mediados de los 50. Una década después se consolidaría, bien como un rebelde sin causa en los dramas juveniles, o bien de clásico galán de cuadro y con harta simpatía. Luján traía el arte en las venas.

Como parte de la dinastía Soler -era sobrino de Fernando, Andrés y Domingo-, lo mismo se hizo odiar como antagonista, a la vez que provocaba carcajadas en plan de flacucho y ambicioso hombre de mundo.

El actor pronto hizo eco como figura juvenil en dramas de los 60: Peligros de Juventud, Mañana Serán Hombres, Dile que la Quiero, El Cielo y la Tierra, Jóvenes y Bellas y La Sombra de los Hijos.

Fue al final de esa década y principios de los 70 cuando logró mayor auge, junto con los actores jóvenes de entonces, como César Costa, Alberto Vázquez, Jorge Rivero, Roberto Jordán, Guillermo Murray y las ya cotizadas Fanny Cano, Angélica María, Julissa, Rosa María Vázquez, Tere Velázquez y Amadee Chabot.

Las historias de amores juveniles y las de aventuras le dieron popularidad, como ocurrió con Los Perversos, Juventud sin Ley, Novias Impacientes, Un Novio para Dos Hermanas, El Agente 00 Sexy, 4 Contra el Crimen, Confesiones de una Adolescente, 5 de Chocolate y Uno de Fresa y El Cuerpazo del Delito.

Fuera de dos actuaciones que tuvo en televisión, primero en Los Ricos También Lloran y después en...

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