Glosas Marginales / ¿Lecciones?

AutorEverardo Elizondo

A partir de la mitad de la década de los ochenta, se iniciaron en numerosos países en desarrollo programas de reforma económica de corte liberalizador. Lo fundamental de dichos intentos se sintetizó luego (1990) en un "decálogo" que se ha conocido con el nombre de "Consenso de Washington" (CW).

Durante los años recientes, criticar al CW se ha transformado en una forma de deporte bajo techo. La semana pasada, un articulista famoso identificó al CW con la política económica del régimen actual, afirmando que el CW otorga prioridad a la estabilidad financiera, desentendiéndose de los problemas reales de las mayorías. Y hace apenas unos días, me tocó "en suerte" oír en el radio a cierto comentarista, acusando al CW de favorecer la "monopolización de la economía mexicana".

Para empezar, vale señalar que el propósito explícito de todos los ejercicios de reforma aludidos era acelerar el crecimiento económico para elevar el bienestar de la población. La estabilidad se identificaba claramente como lo que es: apenas una de las precondiciones para el desarrollo. Y lo cierto es que, a la letra, el CW abogaba (puntos sexto y noveno del "decálogo") por la liberalización del comercio exterior y por la desregulación interna de la economía, dos aspectos que propician la competencia, no la monopolización. (A veces, no sobre leer los documentos que uno critica).

La anécdota previa sugiere que en el ámbito del debate nacional sobre la política económica campean reiteradamente "el sonido y la furia", en lugar de los hechos y el análisis.

Volvamos, sin embargo, a los intentos de modernización referidos y a sus características generales más comunes:

  1. - Los programas se plantearon en principio como un paquete de cambios, destinados a alterar significativamente la estructura de la economía.

  2. - Las reformas propuestas se concibieron como un ejercicio incluyente, que cubriría muchas áreas relacionadas entre sí.

  3. - El propósito de las propuestas era mejorar la eficiencia del sistema económico.

  4. - La enorme magnitud y profundidad de las transformaciones implicaba una transición.

  5. - Por esto último había que entender un proceso de etapas múltiples, de modificación de instituciones, de redefinición de relaciones, de reacomodo de poderes, etcétera.

Por desgracia, en la práctica el "paquete" de reformas fue a menudo notoriamente fragmentario -no sólo en el ámbito económico, también en el social. Por ejemplo, en México, la apertura del comercio exterior, generalmente...

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