GLOSAS MARGINALES / Incongruencias doctrinales

AutorEverardo Elizondo

Un amplio grupo de "críticos sociales", en México y en muchos países, adopta una postura política curiosa. Por un lado, denuncia con vehemencia la ineficiencia, la corrupción y la atrofia del gobierno. Por el otro lado, típicamente, propone más intervención gubernamental en todos los órdenes de la vida privada, con la alegada intención de remediar los males que agobian a la comunidad.

Se trata de una incongruencia evidente, que se quiere resolver con la noción peregrina de que el problema consiste en que el gobierno criticado está integrado por gente "mala/inepta". Si el gobierno estuviera integrado por gente "buena/apta", se nos dice, la situación sería distinta. ¿De veras?

Hace más de 50 años que se formalizó una teoría llamada Public Choice, la cual consiste básicamente en aplicar los principios económicos al examen de las decisiones en la esfera gubernamental. Su conclusión más importante es muy sencilla y muy poderosa: alcanzar el poder político no transforma repentinamente a una persona en un santo altruista y desinteresado, ni en un visionario omnisapiente y eficaz. En otras palabras, sus motivaciones, sus fortalezas, sus debilidades son las mismas que nos caracterizan a usted y a mí, paciente lector, simples mortales. De ello se derivan una explicación convincente de "las fallas del Gobierno", y una serie de recomendaciones de cambios institucionales cuyo propósito es generar los incentivos "correctos" para que el gobierno funcione mejor.

Si a los políticos y a los burócratas los impulsa, primero que todo, el interés propio, conviene establecer "reglas del juego" que limiten las posibilidades de que sus acciones se traduzcan en daño para la sociedad. ¿Suena muy abstracto? Aquí va un ejemplo tomado de la realidad mexicana.

La liberalización radical del comercio exterior de México, que empezó allá por la mitad de los ochenta, significó la eliminación casi total del llamado "permiso previo de importación", y la baja abrupta y generalizada de los aranceles. Sin mayor análisis, es patente que eso se tradujo en una reducción de la corrupción. Cualquiera que haya cruzado la frontera norte, antes y ahora, con intenciones de shopping, sabe muy bien a lo que me refiero. Al presente, al regresar, "el de la cachucha" ya no tiene mucho margen de maniobra para extraer del viajero un "arreglo" facilitador de la entrada de la mercancía al territorio nacional. ¿Se ha...

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