En el Cibercafé/ La gloria o el infierno

AutorHumberto Vela del Bosque

Mucha gente puede que hasta a broma se lo tome; hoy leía a un columnista regiomontano que -medio en broma, ¿medio en serio? nos narraba que la Red le había cambiado la vida.

Y lo decía porque se vio obligado a cambiar el lecho nupcial por el sofá de su sala debido a que su hija se la pasaba chateando hasta las primeras horas de la madrugada; y es que para su desgracia, el buen amigo tuvo la ocurrencia de poner el ordenador en su recámara.

El periodista cerraba su narración de manera irónica comentando que la "Internet nos ha cambiado la vida un chorro... ¡Y lo que falta!"... Y sí, sin ninguna duda, la vida no ha cambiado de una manera impresionante y las transformaciones aún no concluyen, apenas empiezan, así es que hay que estar preparados.

Comento lo anterior porque -basado en los mensajes recibidos pienso que la columna de la semana pasada generó reacciones digamos curiosas, pues como que a algunos no les cayó el veinte, y quizá ni les caerá porque nunca se han tomado el tiempo de entrar a un chat, navegar por la Red y conocer lo que ahí sucede, y otros entendieron al revés lo que quería plantear.

De éstos, un buen porcentaje me criticaron porque a su entender estaba minimizando los riesgos que corren nuestros hijos al navegar sin ningún control ni supervisión por la Internet, y casi me acusaron de que no tenía ni la menor idea de lo que ahí sucedía. Para nada; me asusta, me indigna, me preocupa, me enfurece, me afecta de muchas manera la porquería que circula por la Internet. Me aterra imaginar en el daño terrible que una persona enferma y perversa que mis hijas conozcan a través de la Red pueda hacerles.

Igualmente me alarma, me espantan las consecuencias que pudiera acarrearles a sus mentes y personalidades aún no maduras el que vean las asquerosas fotografías pornográficas que verdaderos enfermos mentales hacen circular y arribar a los buzones y direcciones de millones de cibernautas.

Y qué pensar sobre la facilidad con que pueden entrar a "cuartos" de lesbianas y homosexuales; y que conste, no tengo nada contra ellos, simplemente que un adolescente está apenas en proceso de construir su sexualidad, y la experiencia e información que puedan obtener de esos sitios -y con desconocidos y además probablemente adultos puede trastornar dicho proceso.

Y cuando menos a mí no me cae nada en...

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