Abrillantan al gigante

AutorFélix Barrón

Desde abajo se ven diminutos. Son un grupo de trabajadores, colgados a 65 metros de altura, que "bañan" al antiguo Horno Alto No. 3, coloso de metal ícono de Monterrey.

La imponente estructura que alberga al Museo del Acero Horno 3, en el Parque Fundidora, recibe mantenimiento general después de casi seis años de haber abierto sus puertas como espacio cultural.

Aunque son 50 mil metros de metal que dan forma al gigante en sus diferentes áreas, en esta ocasión se están lavando y aplicando productos químicos de protección en mil 800 metros, que abarcan las dos pantaloneras ubicadas sobre el horno y un tubo de desfogue.

"Este trabajo (de limpiar el metal) se hizo cuando se construyó el Museo del Acero, que ya cumplirá seis años en agosto. Era importante volver a trabajar el acero y revisar la oxidación", señala Luis López, director general del recinto.

Ahora están aplicando un sistema de protección más fuerte contra la corrosión.

"En aquellos años (cuando se construyó el museo) se tomó la decisión de mantener la estructura con esa vista de oxidado para darle el carácter industrial. Sin embargo, ya que sol en Monterrey es muy fuerte, los transparentes que utilizamos no duraron.

"Por eso se está aplicando este otro sistema de protección que consideramos debe durar", dice.

Sin revelar la inversión, el directivo señaló que el trabajo es realizado por el museo con apoyo de Comex, empresa con la que se tiene un contrato desde su construcción y una póliza de garantía por 15 años.

UN 'BAÑO' DELICADO

El Horno Alto No. 3 era pieza clave en la extinta Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey, que funcionó de 1900 a 1986. El coloso comenzó a trabajar en 1968. Con 71 metros de altura, era el más grande de Latinoamérica.

En él laboraban cerca de 200 personas fundiendo el mineral de hierro a temperaturas de mil 100 grados centígrados.

En el 2005 arrancó el macroproyecto de convertir la estructura en el Museo del Acero, que fue inaugurado durante el Fórum Universal de las Culturas Monterrey 2007.

En aquel momento se le hizo una limpieza general y se le aplicó protección en base a poliuretano, lo que permitió apreciar los colores originales del metal. Se utilizó pintura epóxica, es decir, un anticorrosivo, para dar al metal mejor durabilidad, resistencia y...

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