Germán Dehesa / México y el deporte

AutorGermán Dehesa

Tiene razón mi amigo el Pirrín: en México hay un grave malentendido con respecto al deporte; suponemos que tenemos vocación y aptitudes para practicarlo, cuando la verdad es que para lo que somos buenos es para verlo. Creo que al gran Pirrín le asiste enteramente la razón. En México tenemos a un buen número de los mejores espectadores deportivos del mundo, ¿oyeron bien?, ¡del mundo! Sin demasiado buscar, ahí tienen mi caso. No es asunto para vanagloriarme, pero mi resistencia y conocimiento frente a la pantalla me otorga calificaciones más altas que las que recibieron nuestras clavadistas sincronizadas. Salvo el golf, que me provoca espasmos cerebrales, todos los otros deportes son de mi interés y conocimiento. Veo hasta los torneos de poker.

Desandemos un poco el camino y digamos algo con respecto a la ceremonia de inauguración. El estadio que imaginó y realizó el arquitecto Calatrava es un blanco velero listo para zarpar rumbo a Troya (las cóncavas naves de los aqueos, decía Homero) y con su graderío repleto de seres de todo el mundo constituía un espectáculo muy disfrutable. Ese barquito de papel tripulado por un niño que surcaba un Egeo recién nacido era como una página viva de Saint Exúpery. Toda la primera parte me pareció hermosa y equilibrada, es decir: a la altura de la herencia helénica. Luego vino el desfile que es más aburrido que una película samoana y ya hacia el final, el único tropiezo grave de la ceremonia. Si ustedes van a Sanborns y piden un pastel de "La Sirenita", o si dejan tirado al rayo del sol un cono de helado, tendrán una idea aproximadamente de lo que fue la presentación de la cantante islandesa Björk en el estadio de Atenas. Ella se maquilla como muñeca "Mi Alegría", se viste en la plomería "La Hormiga" y cantó una canción horrible, como para seducir ballenas. Salvo este extravagante detalle, la ceremonia le salió bordada a los griegos y esto a mí, que como tú y como todos, tengo algo de griego, me dio un gran gusto.

Lo que ya no resultó gustoso fue el desempeño deportivo de los mexicanos el sábado. No puede ser que en este país de más de 100 millones de habitantes seamos tan malos para tantas cosas. De no ser por las futbolistas que sudaron la gota gorda para empatar con las...

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