Gerardo Puertas / Reino del absurdo

AutorGerardo Puertas

Dicen por allí que el sentido común es el menos común de los sentidos. Tal vez tengan razón quienes eso afirman. Pero hoy por hoy, por lo que puede verse, ha sentado sus reales entre nuestra clase gobernante la más elocuente desvergüenza. ¿La habrán perdido o nunca la habrán tenido?

Porque eso de que los Secretarios de Estado de la administración pública federal, encabezada por el Presidente Felipe Calderón, perciban un salario anual promedio de 205 mil dólares me parece escandaloso (EL NORTE, domingo 24 de julio).

La suma prevista, como retribución de un servidor público, se antoja en sí misma desmedida: más de 2 millones 400 mil pesos al año, es decir, alrededor de 200 mil pesos mensuales.

Pero situado en su debido contexto, lo mismo si se aprecia desde fuera del País que si se considera desde dentro de la Nación, el ingreso devengado por las y los miembros del gabinete presidencial es verdaderamente desmedido.

Dentro del entorno internacional, la percepción económica de los funcionarios mexicanos, según datos de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) y del Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI), es prácticamente un 100 por ciento más alta que la que reciben sus homólogos en Suecia y virtualmente un 25 por ciento más elevada que la que obtienen sus colegas en los Estados Unidos.

En el medio nacional una retribución de más de 200 mil pesos mensuales resulta por demás aberrante si se le compara con los casi mil 800 pesos mensuales correspondientes al salario mínimo general vigente este año en la zona que incluye al Distrito Federal.

No cabe duda de que los encargados de las distintas carteras del Gobierno ejercen delicadas responsabilidades de orden nacional y, por tal razón, deben asignárseles retribuciones acordes con las relevantes funciones que efectúan.

Pero un Secretario de Estado mexicano gana, en números redondos, el doble que un Ministro de Gabinete en un país escandinavo desarrollado y obtiene lo mismo que 112 trabajadores que laboran con un régimen de salario mínimo en la Ciudad de México.

El contraste es, sin lugar a...

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