Gerardo Puertas Gómez / Eco del Espíritu

AutorGerardo Puertas Gómez

¿Vamos para atrás? Tal es la sensación que me invade cuando veo una fotografía publicada en la Sección Internacional de este periódico.

Resulta que el domingo pasado, como recoge la gráfica, Benedicto XVI ofició la misa en latín y de espaldas a la feligresía, nada menos que en la Capilla Sixtina de la Ciudad del Vaticano (EL NORTE, 14 de enero de 2008).

Lejos estoy de cuestionar la autoridad que el Papa tiene para elegir cómo y dónde celebrar la Eucaristía.

El Sumo Pontífice es, por supuesto, la máxima autoridad dentro de la Iglesia católica. A él, no a mí, le corresponde resolver cómo llevar a cabo dicha ceremonia religiosa.

Yo no soy, desde luego, sino un simple laico. Pero, justo porque soy un integrante de la comunidad católica es que, no sólo como hombre de fe, sino como ser humano, el suceso me interesa y me conduce a la reflexión.

¿Será un hecho sin mayor significado? No lo creo. Tal declaración y tal acción públicas, en el caso de un personaje que ocupa un cargo de tanta importancia, no pueden ser consideradas como irrelevantes. Y, justo por ello, no deben ser vistas con indiferencia.

¿Cuál es el propósito de la iniciativa? No lo sé. Sólo el Papa, y tal vez sus colaboradores más cercanos, conocen el objetivo de la decisión.

A mí, por lo pronto, el episodio litúrgico antes narrado me impulsa a compartir algunas consideraciones al respecto.

¿En qué lenguaje ha querido Dios comunicarse con los seres humanos a lo largo de toda la historia?

La pluralidad de las tradiciones religiosas, en mi opinión, nos ofrece un indicio de respuesta: el Ser Supremo parece haber preferido manifestarse no de una sola manera, sino de distintas formas.

¿A través de qué idioma ha elegido expresarse el Absoluto a las mujeres y a los hombres del pasado y del presente?

La diversidad de las concepciones espirituales, a mi juicio, nos da un elemento para contestar: el Creador parece haber optado por presentarse no de una sola forma, sino de multiplicidad de maneras.

¿Qué tienen qué ver las anteriores...

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