Genio y Figura / Mis amigas, todas flacas...

AutorGaby Vargas

Paso frente al espejo y me doy cuenta que estoy hecha una gorda. Miro a mis amigas y todas están flacas. No me gusto. Ahora sí... hoy empiezo mi dieta. Mi mamá insiste en que adelgace ¡y la alucino!... Un comentario del novio de mi amiga me cayó como una puñalada: "No le interesa tener novio, por eso está gorda". Pienso que si adelgazo seré atractiva y popular. Empiezo a hacer dietas y tomo laxantes porque me enteré que sirven para enflacar.

Me gusta adelgazar. Si por la mañana la báscula marca 100 gramos menos, me siento feliz.

No sé cómo empiezo a tener problemas con mi forma de comer. La comida me da asco y llego a verla como si se tratara de un veneno. Mi conciencia se ve deformada, percibo lo bueno como malo y lo malo como bueno: si como es malo, si no como es bueno. Si no me laxo, muy malo, si consigo las anfetaminas es muy bueno porque me quitan el hambre y me dan fuerza. Ése es mi gran secreto.

Mi obsesión es bajar de peso y ser perfecta en todo lo que hago. Por dentro escucho una voz que me dice: cumple, da más, párate derecha, sé mejor. Me siento culpable de no lograrlo. Me siento indigna de ser amada.

En mi casa formo parte de la "familia ideal". Por supuesto que hay broncas, pero no se las cuento a nadie. Estoy agotada. Me pierdo en el camino. Escucho a mi papá decir cosas como: "Así de flaca ya no te quiero". Su amor condicionado me duele en el alma. Si me dice "sube de peso", yo lo interpreto como un "ya no te quiero". Ay, papá... necesito que me digas que me amas con palabras que entienda. Necesito que me abraces y me aceptes como soy y como estoy. Me siento rechazada, por eso insisto en bajar de peso.

Estoy débil. A escondidas aumento la dosis de las anfetaminas que me dan vida. Me hiero el paladar para no comer. Me purgo con 30 pastillas de laxantes diariamente. Sé que me hacen daño y no me importa... Peso 32 kilos. Toco fondo. Vivo en el cumplimiento... cumplo y miento. Por dentro tengo un gran dolor, un enorme vacío, una gran culpa y temor.

Me reconozco: soy anoréxica. Pido ayuda.

Escucho a mi querida amiga Ana y pienso en las 2 millones de personas, en su mayoría jóvenes y niñas de secundaria, prepa y universidad, que sufren trastornos alimenticios en nuestro país.

Anorexia

Esta enfermedad se está convirtiendo en algo tan común que hasta creemos conocerla; pensamos que con recuperar un poco del peso perdido la persona volverá a ser lo que era antes. No es así. Una persona no tiene anorexia, la anorexia la tiene a ella...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR