El genio en sus 9 sinfonías

AutorGabriel Rangel

Una sinfonía es uno de los puntos más altos de escritura a los que aspira cualquier compositor.

Las primeras sinfonías, obra para un conjunto de varios instrumentos y conformadas de 3 o 4 movimientos o secciones, tienen un impulso importante a finales del siglo 17, con obras de los boloñeses Giovanni Bononcini, Giuseppe Torelli y Giovanni Bassani, entre otros.

A partir de 1770, y por más de un siglo, la sinfonía se consagra como el género instrumental por excelencia.

En este campo fértil Ludwig van Beethoven escribe su legado de 9 sinfonías, parteaguas y paradigma para los futuros compositores. Conócelas.

SINFONÍA NO. 1, EN DO MAYOR. OP. 21 (1799-1800)

En esta sinfonía, Beethoven parece no apartarse de las formas y estilo del clasicismo sinfónico, representado por Haydn.

Aparece la introducción lenta al primer movimiento, como en varias sinfonías del periodo clásico, y luego da el acostumbrado cambio de tempo a uno rápido. Pero los alientos adquieren una preponderancia y personalismo en toda la partitura como no se había escuchado antes en sinfonías de Mozart o Haydn.

El segundo movimiento sigue el modelo haydiano. En el tercer movimiento Beethoven deja de lado las danzas afrancesadas, tan en boga en los salones rococó de Viena. La sinfonía concluye con un cuarto movimiento con unos pocos compases lentos y el dramático cambio a un trepidante allegro, como indica Beethoven, molto vivace: muy vivo.

SINFONÍA NO. 2 EN RE MAYOR. OP. 36 (1801-02)

En palabras del musicólogo inglés George Grove: cada una de las cuatro secciones de esta sinfonía es perfectamente distinta e individual.

El primer movimiento comienza con unos compases lentos, pero a partir del cambio de ritmo, el autor alemán se libera completamente y da rienda suelta a sus estructuras, a su instrumentación y a su rítmica. La coda con la que cierra el primer movimiento es novedosa, dando visos de la grandiosidad que vendrá en futuras obras.

Después del segundo movimiento, con aire de danza folclórica y pastoral, viene el característico scherzo como tercer movimiento para cerrar de manera igual de brillante como al inicio, con un cuarto movimiento, con un inusual motivo inicial donde la música parece dar pequeños saltos.

SINFONÍA NO. 3, EN MI BEMOL MAYOR. OP. 55, 'HEROICA' (1803)

Desde los primeros dos acordes la "Heroica" transgrede las formas y usos de la escritura sinfónica, además de la armonía hasta entonces entendida y aceptada. Esta extensa partitura (el estándar de duración de...

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