Garabatos hablan por ellos

AutorÉrika Dávila

Lo que un pequeño dibuje sobre un papel no debe interpretarse como simples rayas y garabatos.

Un niño que ronda los 2 años de edad utiliza el lápiz o el pincel para comunicar a los adultos sus emociones y creatividad, usando para ello un par de hojas que encuentre a la vista, una pared o hasta el piso.

Blanca Martínez, psicóloga infantil y especialista en terapia psicoanalítica, indica que dibujar rayas o garabatos es importante en un inicio para ejercitar la motricidad gruesa de la mano del pequeño, pero al mismo tiempo habla positivamente acerca de su capacidad de exploración, investigación y coordinación.

Al inicio, hacer garabatos no tiene un significado de comunicación para los pequeños, agrega Cristina Sánchez, psicóloga infantil.

"Luego, como a los 2 años, a veces son los mismos padres o hermanos quienes les van diciendo '¡qué bonito dibujo!', y los niños descubren que por medio de esos garabatos hay una comunicación, aunque sea a un nivel muy primitivo, pero van plasmando lo que hay a su alrededor, lo que ven, lo que conocen".

Es por eso que para un niño, una línea puede ser una silla, un muñeco o él mismo; es entonces cuando el dibujo va tomando un significado.

"Es sorprendente cómo es que los pequeños descubren que adentro del lápiz hay cosas. Al principio piensan que el dibujo es algo que viene dentro del lápiz, pero como a los 3 ó 4 años se dan cuenta de que son ellos los que dirigen el lápiz, que el lápiz hace lo que ellos quieren al darle dirección y orden", explica Martínez.

Poco a poco, el menor va coordinando los espacios, aprende a dimensionar la libreta y afina su coordinación motora al dibujar.

En ocasiones, los pequeños comienzan a hacer garabatos en la pared, un lugar no muy conveniente ni alentador para los padres.

"En esos casos es recomendable que se pegue un papel grande sobre una pared para que ahí dibuje", sugiere Sánchez. "Con esto, el papá o la mamá le marcarán límites diciéndole que ése es su espacio, que ahí puede rayar lo que quiera y que debe respetar las otras áreas de la casa".

Cierta libreta o un libro especial también serán buenos lugares para especificar al infante que sólo ahí puede dibujar.

Una práctica muy común de los padres hacia los hijos es que al verlos rayar hojas o un área específica de la pared, los regañan o les cuestionen por qué lo hicieron.

"Existen niños que traen el gusto por el garabato o dibujo, y los mismos adultos son quienes los restringen; o cuando el pequeño comienza a colorear...

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