Gabriela De la Paz/ Los puntos sobre las íes

AutorGabriela De la Paz

A Tito Manzur y Rafa Zavala

Como cada año, el tema de la certificación genera controversia en relación al muy difícil tema del combate al narcotráfico en la región de Norteamérica. Constantemente se cuestiona el derecho de Estados Unidos a poner taches o palomitas a los países del hemisferio sobre acciones que tienen lugar fuera de sus fronteras.

Las políticas estadounidenses que dan origen a la certificación se basan en la idea de que entre menos drogas haya en el mercado americano, menor será su consumo. Como todo bien o servicio, el tráfico de drogas funciona de acuerdo a la ley de la oferta y la demanda. Una reducción de drogas lo único que haría sería aumentar el precio y crear un nuevo problema que no se sabe si Estados Unidos y México puedan enfrentar exitosamente: los drogadictos que tendrían que someterse a un largo, costoso y doloroso procedimiento de rehabilitación. Esta contradicción, entre muchas otras, hace de la certificación una política condenada a su desaparición tarde o temprano. Sobre todo porque ignora que los países productores no pueden controlar los precios de venta dentro de Estados Unidos y que si alguien lo puede hacer son las agencias del gobierno americano que operan en su interior.

Los gobiernos más afectados por esta medida han manifestado su inconformidad frente al vergonzoso proceso de certificación. Dado que México es un gran productor, consumidor y ruta de tránsito de estupefacientes, además de ser vecino de la Unión Americana y principal socio comercial, es un tema que no se ha tomado a la ligera.

Los estudiosos de las relaciones México-Estados Unidos y en particular quienes se enfocan en el narcotráfico, entre quienes destaca María Celia Toro, de El Colegio de México, han desarrollado dos líneas de investigación para explicar las medidas ideadas para combatirlo: la primera es la "escuela de la dominación" y la segunda es la "escuela de la interdependencia".

La escuela de la dominación tiene como tesis que la relación se basa en la imposición de las políticas norteamericanas, dado que pertenecen a un estado muy fuerte y que en consecuencia México actúa en forma subordinada. Así, el problema no se comparte, puesto que México no tendría ningún interés en ponerle fin, ya que la producción de estupefacientes contribuye al mejoramiento de la economía mexicana. Cada paso que se da en cooperación con Estados Unidos en realidad es una prueba de nuestra debilidad frente a la magnitud del tráfico de drogas y la...

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