Gabriela De la Paz / Utopía argentina

AutorGabriela De la Paz

Los resultados de las elecciones en Argentina conducen a la desilusión. Un partido que en el pasado se dividió en dos bandos importantes lidera las posiciones: el peronismo justicialista. Hoy, peronistas y justicialistas por dos lados distintos, pero con pocas diferencias entre sí se disputan el primer puesto. Los antiperonistas quedaron fuera del debate.

Por un lado está Carlos Saúl Menem, el Presidente que se hizo famoso por su ego monumental y por implementar en su país un modelo de paridad uno-a-uno entre el peso y el dólar que hizo que los argentinos vivieran una fantasía de pocos años, seguida de una cruda realidad. Por el otro, está Néstor Kirchner, gobernador de Santa Cruz, que promueve un sistema distribucionista y tiene como aliado al actual Presidente, Eduardo Duhalde.

Los antiperonistas fueron Ricardo López Murphy, de centroderecha; Elisa Carrió, de centroizquierda, y Adolfo Rodríguez Saá, otro peronista, pero que incluso fue Presidente por un pequeño periodo de días que siguieron a la caída de Fernando de la Rúa, el sucesor de Menem que no pudo evitar la catástrofe económica.

Ahora, los seguidores de estos candidatos fallidos deberán optar por Menem o Kirchner, aunque las principales figuras se han negado por ahora a una alianza.

Además del proceso electoral en sí, que por primera vez en casi 50 años existe la necesidad de una segunda ronda, Argentina enfrenta una de las peores crisis económicas. De acuerdo con la revista The Economist, más del 60 por ciento de los argentinos viven bajo la línea de pobreza establecida por las instituciones financieras internacionales. Es decir, viven con menos del equivalente a 11 pesos mexicanos al día.

Por supuesto que el mal estado de la economía fue uno de los principales temas de la campaña. Menem dijo que él había dejado bien al país y que había impulsado reformas vitales. Y es cierto. Martin Feldstein analizó el desplome de Argentina en verano de 2002 para la revista Foreign Affairs en Español y, en relación a la controvertida paridad 1-1, afirma que las principales causas inmediatas de la crisis fueron este tipo de cambio fijo y una deuda externa exagerada. El problema radicó, según Feldstein, en que el tipo de cambio se fijó a un precio altísimo para el Banco Central de ese país, con lo que Argentina importó demasiado y exportó muy poco.

También apunta a que no existieron fondos suficientes para obtener las divisas necesarias para pagar los intereses de la deuda externa y que tuvieron...

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