Gabriela De la Paz / El precio de la corrupción

AutorGabriela De la Paz

Como se dijo ayer en la columna M.A.Kiavelo de este periódico, nadie quiere ponerle el cascabel al gato en relación al "moche" o soborno que varios Diputados del PAN pidieron a Alcaldes y Gobernadores para hacerles llegar dinero extra del presupuesto federal.

Nadie quiere ser el que tire la primera piedra porque nadie está exento de culpa. Por lo tanto, es probable que nunca se llegue al fondo del asunto y que nunca haya culpables que paguen por sus actos de corrupción.

Eso podemos ver en particular en las palabras de Ismael Pérez Ordaz, Alcalde de Celaya, cuando habló de una "comisión" del 35 por ciento para los legisladores y la obligación de contratar a una compañía determinada con el fin de conseguir una partida extra. Y hay que tomar en cuenta que él habló de negociar, no de denunciar, con lo que denota su complicidad.

A nadie se le escapa que la corrupción inhibe el desarrollo y fomenta la pobreza. Al presupuesto de una obra pública hay que sumarle, además de los insumos, la partida que se llevarán los respectivos funcionarios públicos involucrados, lo cual sube los costos y distorsiona la competitividad, ya que la compañía que se adjudica la obra no es la que presenta el mejor proyecto o el más barato, sino la que da el moche más generoso.

En caso de que no se pueda sumar una cifra para repartir, entonces se rebaja la cantidad de material necesario, así el resto va para los bolsillos de los corruptos. O se inflan las facturas. Ésta bien puede ser la historia de la obra pública "malhecha" de nuestro Estado que queda en evidencia con las lluvias o los desastres naturales.

De acuerdo con un estudio del Banco Mundial citado por la OCDE, los costos estimados de la corrupción equivalen al 5 por ciento del PNB de todo el mundo, de los cuales cerca de un billón de dólares (en nuestra contabilidad) se gasta en sobornos. También se cita en otro documento del FMI que la inversión es 5 por ciento menor en los países corruptos que en aquellos donde la corrupción es menor o casi inexistente. El Foro Económico Mundial sostiene que la corrupción aumenta un 10 por ciento el costo de hacer negocios.

Añadiríamos que también desalienta a quienes quieren conducirse correctamente: si no hay soborno, no hay permisos de construcción, no se producen inversiones, etc.

En nuestro País tenemos ejemplos de empresas extranjeras que han optado por mover sus inversiones de un Estado a otro, pagando un costo mayor por transporte, por ejemplo, con tal de no pagar el...

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