Gabriela De la Paz / Holocausto 2005

AutorGabriela De la Paz

A veces parece que los acontecimientos de hace 60 años quedaron sepultados en la memoria. Las imágenes del desembarco en Normandía, de las ciudades destruidas por los bombardeos, los hongos de las bombas atómicas, los muertos y los heridos, no tienen nada qué ver con nosotros. Los jóvenes aprenden sobre la Segunda Guerra Mundial en sus clases de historia, pero no se sienten vinculados a hechos que ocurrieron al otro lado del mundo décadas antes de que ellos nacieran.

Pero hay quienes persisten en recordarnos los peores actos que el hombre es capaz de cometer. Los libros, las películas, los sitios de internet y los documentales sobre el Holocausto judío abundan. Como si no fueran suficientes, cada año hay por lo menos uno nuevo que muestra algo que desconocíamos de esa terrible realidad. Los museos como Yad Vashem, en Jerusalén, o el del Holocausto, en Washington, pretenden conmover a los visitantes y hacerles entender la magnitud de la tragedia y el horror detrás de lo que los nazis denominaron "la solución final".

A propósito, el año pasado salió a la venta el libro de Christopher Browning "The Origins of the Final Solution: September 1939-March 1942", donde explora cómo pudo ocurrir el Holocausto. De acuerdo con la reseña de la revista The Atlantic (febrero, 2004), Browning analiza la política del gobierno nazi hacia los judíos, que empezó con un programa de expulsión de éstos, donde pensaban enviarlos a África (Plan Madagascar). Pero cambiaron de opinión y optaron por usar las cámaras de gas para deshacerse de los prisioneros con retrasos mentales. Por desgracia, esto pasó a convertirse en un método de exterminio masivo, que no fue el único que se usó.

El libro de Browning examina los pasos que llevaron a los nazis a cometer un genocidio. Sin embargo, debemos poder tomar en cuenta que, según este autor, el punto final eran los que ahora llamamos campos de exterminio, como Auschwitz. Pero, para entonces, afirma, los judíos habían sido marginados de la sociedad, encerrados en ghettos, removidos en masa y luego enviados -en condiciones inhumanas- a morir entre aquellos que eran considerados sospechosos (comunistas, católicos) o inferiores (enfermos mentales, gitanos, homosexuales). Y ésta fue una acción en la que participaron tanto el gobierno como ciudadanos comunes a través de la denuncia anónima.

Sin embargo, parece ser que siempre hay alguien que no se entera de estos esfuerzos. Nada menos que el Príncipe Harry, el tercero en la línea...

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