Gabriela De la Paz / EU al desnudo

AutorGabriela De la Paz

David K. Shipler, un ex diplomático estadounidense, dijo: "Con frecuencia, observar los asuntos exteriores es como ver a un mago; el ojo está dirigido a la mano que desempeña los gestos dramáticos, dejando la otra mano -la que hace el trabajo importante- desapercibida".

Esto ha quedado para la historia en los días pasados, luego de que WikiLeaks filtró miles de documentos clasificados que muestran cómo funciona la diplomacia del Departamento de Estado en la realidad.

Por supuesto que es grave enterarse de que Estados Unidos presionó a gobiernos extranjeros para que torturaran a algún presunto terrorista, o que se cerrara el caso de un camarógrafo español que murió en Bagdad durante la cobertura de una captura y que las balas que lo mataron provenían de sus soldados, entre otros casos. Pero indagar sobre las fiestas de Silvio Berlusconi, o declarar que Putin y Medvedev son como Batman y Robin es casi una banalidad.

El tema de estas filtraciones da para mucho debate, porque también cabe preguntarse si WikiLeaks tenía el derecho de hacer público un asunto privado.

Es cierto que los ciudadanos estadounidenses tienen derecho a ver qué hace su gobierno con sus impuestos, por lo que algunos podrán estar tranquilos viendo que el Departamento de Estado sí busca mejorar las condiciones para las empresas y los ciudadanos estadounidenses en el extranjero, mientras que otros podrán alzar la voz frente a lo que se hace en su nombre y con lo que no coinciden.

Porque, como dijera un columnista del New York Times, si se hubiera sabido el contenido de estos cables, por ejemplo, antes de la invasión a Iraq o las elecciones de 2004, probablemente hubieran cambiado las cosas.

Para los estudiosos de las relaciones internacionales, la publicación de los cables permite mostrarles a los alumnos cómo se hace la diplomacia.

Una posición oficial no se hace al "ahí se va", sino que se desprende de la información que los diplomáticos asignados a tal país envían a las oficinas centrales, ya que una de sus obligaciones es recolectar información para que los funcionarios de Washington, o la ciudad que sea, elaboren una política al respecto que sirva mejor a los intereses de la nación y que luego sea ejecutada por otra rama del Gobierno. Aunque Estados Unidos es el que ahora fue sorprendido con las manos en la masa, no es el único. En mayor o menor medida, todos lo hacen.

El entramado de cables diplomáticos deja ver las preocupaciones reales de Estados Unidos...

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