Gabriel Guerra Castellanos / ¿Los militares a los cuarteles?

AutorGabriel Guerra Castellanos

Un grupo de generales critica abierta y públicamente al Secretario de Defensa, exigiendo su renuncia. El Presidente revira nombrando a un general en activo para encabezar las tareas de inteligencia. Sus críticos lo acusan de manipular el rol del Ejército en la vida pública.

¿Sudamérica? ¿Asia o África? No. Lo anterior sucede en Estados Unidos, donde el Presidente George W. Bush ha decidido el relevo en la CIA de una manera poco ortodoxa para tratar de enfrentar una de las más profundas crisis de los sistemas de inteligencia estadounidenses.

El movimiento en la CIA no podía darse en un momento más complejo. Existe una oposición creciente a la manera en la que el Gobierno de Bush ha conducido su intervención en Iraq, desde las justificaciones previas hasta la ocupación actual. Los críticos, que en un principio eran demócratas y/o activistas aislados, ya están en todas partes, incluidas por supuesto las Fuerzas Armadas.

Si bien la mayoría de los militares se conducen en público de manera disciplinada, en privado aumentan los murmullos acerca del desempeño de su jefe, el Secretario Donald Rumsfeld.

A "Rummy" se le acusa de haber torcido y manipulado la información que le proporcionó la comunidad de inteligencia estadounidense para allanar el camino a su deseo de invadir Iraq. Se le critica por haber hecho caso omiso de las voces que le recomendaron utilizar un número mayor de efectivos en la operación, por no haber planeado adecuadamente la etapa inmediatamente posterior a la toma de Bagdad y haber ignorado deliberadamente las numerosas señales de alerta sobre las dificultades para la ocupación de ese país.

Los acontecimientos en Iraq en poco ayudan a Rumsfeld, quien ha exacerbado los ánimos al negarse reiteradamente a dar mínimo crédito a sus críticos, muchos de los cuales estuvieron a favor de la intervención militar, pero ahora difieren en cuanto a la estrategia posterior e incluso en cuanto a decisiones tácticas.

Así, el liderazgo y la conducción de la guerra están siendo cuestionados desde lo macro hasta los detalles operativos.

Un detalle que no es menor tiene que ver con el respeto a los derechos humanos de los detenidos. La discusión abarca desde los presos de Guantánamo hasta los abusos en la infame prisión de Abu Ghraib, pero gira fundamentalmente en torno a la decisión de los altos mandos civiles y militares de permitir e incluso alentar condiciones carcelarias y técnicas de interrogación claramente violatorias de los derechos...

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