Gabo en los tiempos... de Netflix

AutorMario Abner Colina

Gabriel García Márquez se cansó de decir que no a numerosas propuestas de productores y directores ansiosos de hacerse con los derechos de la que se considera su obra maestra.

El Premio Nobel colombiano consideraba que "Cien Años de Soledad" (1967), una de las piezas en español más leídas del planeta, no maridaba con la pantalla.

Y quizás tenía razón. Su realismo mágico, ese estilo donde lo maravilloso se introduce sutilmente en lo cotidiano, donde lo asombroso no es atípico, es una arma de doble filo, opina Paz Alicia Garciadiego.

En 1999, la guionista adaptó para el cine la novela "El Coronel no Tiene Quien le Escriba", obra del sudamericano más celebrado por la crítica hasta la fecha.

"Si es apreciada esa película es por una razón: no tiene realismo mágico. (Esa característica) se traslada al cine horrible, se vuelve chabacano en el momento en que toca la pantalla.

"El realismo mágico está basado en el lenguaje hiperbólico, y la pantalla es concreta. Por ejemplo, Remedios la Bella (personaje de Cien Años...), en pantalla es una actriz, tiene límites. No es la mujer más hermosa que jamás existió", reflexiona la escritora.

Hasta la fecha, se han producido 57 títulos, entre cortometrajes, series y películas, que han adaptado cuentos y novelas del colombiano, o tomado de él guiones originales.

Como ejemplos, "La Increíble y Triste Historia de la Cándida Eréndira y su Abuela Desalmada" hasta "Memoria de Mis Putas Tristes", en filmes.

Ahora se alista la adaptación a serie de "Cien Años de Soledad", a cargo de Netflix, luego de que los herederos del escritor fallecido en 2014 cedieran los derechos de la saga del pueblo Macondo y los Buendía.

Para muchos, se trata de una empresa arriesgada: entre las dificultades que entraña el proyecto está el lograr tensión narrativa en una historia que dura un siglo y en la que no hay un solo protagonista sino decenas.

Otro reto es el que entraña toda la obra del colombiano: por encima de sus enrevesadas tramas, brilla por su lenguaje, su manejo de las palabras, sus oraciones poéticas, casi musicales.

"¿Cómo traduces esa prosa a la pantalla? La historia sí se puede, ¿pero su prosa? Es divina. El poder de sus novelas emana del lenguaje de las atmósferas que construye. Yo leo a García Márquez por cómo escribe.

"Por decir cualquier cosa: a J.K. Rowling no la lees porque qué bello escribe, sino porque quieres saber qué le va a pasar a Harry Potter", concluye el novelista, guionista y crítico de cine Daniel...

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