Que el futbol americano no lo taclee

AutorMaría Silva

Los pequeños ven tantas veces por televisión a su ídolo correr hacia la zona de anotación del equipo rival o lanzar un pase exacto a las manos de otro jugador, que convertirse en quarterback es uno de sus sueños.

Por eso esperan con ansias el momento de plantarse en el campo y enfrentar al enemigo entre cabezazos y empujones.

Lo más común es que los niños empiecen a jugar futbol americano a partir de los 5 años, en las categorías de moscos u hormiguitas, y desde ahí escriban su paso por este deporte, el más emblemático de Estados Unidos y cuya popularidad salpica a otros países, incluido México.

Aunque tanta pasión e historia no han sido del todo gratificantes. Luego de algunos años de investigación, publicaciones médicas han difundido los efectos a nivel cerebral que pueden causar los deportes de contacto, específicamente el futbol americano.

El pediatra Sergio Quiroga comparte que cada vez hay más preocupación en las asociaciones de neurología de Estados Unidos sobre las lesiones permanentes en menores que lo juegan, tanto inmediatas como a largo plazo.

En los estudios se hace referencia a que en su práctica, los participantes se dan golpes fuertes en la cabeza, se pegan por atrás, y esto no es inocuo.

"Se ha demostrado que de 7 a 9 años en adelante puede haber daño cerebral crónico y medular. En cuanto a problemas de movilidad y degenerativos, podrían aparecer problemas de memoria, parálisis y convulsiones", advierte el pediatra.

"Desde hace mucho tiempo se sabe de jugadores profesionales que han quedado con lesiones serias, y quizá por lo que se debe empezar es que sea gente preparada quien entrene a los chicos", señala Quiroga.

De acuerdo a un artículo del New York Times, el consejo escolar que alberga a uno de los equipos más populares a nivel secundaria y preparatoria en Estados Unidos, Marshall Mavericks, de Texas, ha decidido implementar el futbol estilo "tochito", versión con menos contacto físico.

Y según Marc Smith, superintendente de escuelas, y fuente que cita el texto, no hubo objeción de los padres.

"El factor seguridad hizo eco entre los padres. Lo entienden al ver a sus pequeños de 11 y 12 años lanzados violentamente en el piso", reconoce Smith en el reportaje del periódico norteamericano.

No obstante, la popularidad de este deporte continúa, se advierte en la nota. Pero el hecho de ponerle fin a un programa de contacto en primero de secundaria, en Texas, refleja cómo el asunto del trauma cerebral ha empezado a afectar el...

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