Son fumadores activos 1.7 millones en el País: Lucha contra compulsión

AutorSonia del Valle

EL NORTE / México

MÉXICO.- Graciela Scmilchuk está empecinada en dejar una compulsión que la esclaviza sin darle suficiente placer, como define ella su adicción al tabaco.

La investigadora del INBA comenzó a fumar a los 13 años por una amiga con más años.

"Hacíamos todo juntas y yo también tenía que hacerlo. Mi papá era un fumador fuerte de dos y tres cajetillas al día que después de tres infartos murió a los 45 años y aun así no dejé de fumar ni me sentí aludida", relata.

Argentina de nacimiento, exiliada en México y ahora mexicana, Graciela era una fumadora de dos cajetillas por día que vivía con mucho estrés y que peleaba contra los kilos de más, pero que nunca se le ocurrió dejar el cigarro.

Sin embargo, en un momento de reflexión, decidió acudir a un tratamiento de cinco semanas en la Clínica contra el Tabaquismo del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias.

"Dejar de fumar es una opción que uno toma ya sea cuando uno está muy mal de salud y tiene algunas ganas de seguir viviendo o, como es mí caso, que antes de llegar a ese punto tienes la suerte de un momento de felicidad en la vida que te permite llegar a una reflexión y decir con qué me estoy matando", explica.

Carmen está casada con un fumador, lo que representa un reto para su objetivo, que es no sólo dejar de fumar sino olvidarse del cigarro.

Hace seis años tomó la decisión de dejar el tabaco, pero el trabajo le impidió seguir el tratamiento y volvió a fumar. Un año después, a pesar de lo que ella llama motivaciones débiles, es decir no tenía problemas serios de salud, dejó el cigarro de golpe y sin ayuda, lo que afectó su salud.

"Me desmayaba, no podía pensar, ni escribir, estaba idiota, a pesar de que estaba feliz, muy enamorada, pero empecé a sentir eso y aumenté de volumen inmediatamente. Tenía compulsión por los carbohidratos, engordé 18 kilos y ya no era tan feliz.

"Dos años después me diagnosticaron hipoglucemia galopante, significa que bajan los niveles de azúcar y lo primero que no funciona bien es el cerebro. Cada cigarro implica un alza de glucosa y cuando no fumas tienes que equilibrarla con una dieta adecuada, lo que no hice porque dejé de fumar sin ninguna dieta y me dañé", relata.

Cinco años después de no aceptar un solo cigarrillo, tuvo una necesidad incontrolable de fumar.

"Todo se hizo incontrolable y por espacio de cinco meses fumé. En febrero pedí ayuda. Aquí encontré la mejor disposición, un marco de contención, un lugar donde discutir los síntomas...

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