FRICASÉ / Tómbola
| Autor | El Abogado del Pueblo |
Las elecciones municipales aquí en nuestro Estado parecen más bien tómbolas de kermés que un ejercicio democrático.
No hay en ellas certidumbre y se toman como un juego.
¿Quién gana? Los que operan las maquinarias electorales y quienes pierden son los ciudadanos que votaron el pasado 1 de julio, ya que su boleta, finalmente, es como si no hubiese existido.
Vaya, hagan de cuenta que no votaron, su boleta resultó igual de valiosa que un billete del Monopoly.
Todo resultó de oquis al anular la Sala Superior del Trife la elección de Monterrey en un análisis de los magistrados de 24 minutos solamente.
Tres de los magistrados consideraron que no había fallas graves en la elección que ameritaran su anulación, pero los otros cuatro -aparentemente muy afines al priismo, entre ellos la magistrada presidenta Janine Otálora- juzgaron que sí eran graves las fallas y que la elección debería anularse.
La nueva será en plena ÉPOCA NAVIDEÑA, el 16 de diciembre, cuando los ciudadanos traerán en mente otras cosas y a nadie le va a importar un bledo: habrá enorme ausentismo y el ganador será el que le meta más dinero y opere la maquinaria electoral más poderosa y mañosa.
Como el PRI controla el municipio (y el Congreso y la CEE local), los momios se inclinan a favor del Alcalde que se reelige, Adrián de la Garza.
Pero bueno, hay quienes opinan que Morena/PT, si alguien le mete lana, puede inclinar el triunfo a favor de su candidato, "Pato" Zambrano.
Quién sabe realmente qué tanto le interese o no a Morena/AMLO tener bajo su paraguas la Alcaldía de una de las ciudades más importantes de México como para meterle estrategia y recursos en un intento por adueñarse de este gran trofeo.
Pronto lo sabremos.
Lo que meridianamente nos queda como cierto es que este proceso electoral en Monterrey no pudo haber salido más desaseado: tres volteretas, los ciudadanos en la incertidumbre total y todo para que al final que vuelvan a rodar los dados hasta que gane el que más le convenga a los titiriteros.
Prácticamente el pueblo ni mete las manos: vota, PERO NO DECIDE.
Nos parece este desarrollo de cosas sumamente desalentador, ya que la función de los organismos electorales, tanto locales como federales, es precisamente dar CERTEZA al proceso y asegurarse de que cada voto cuente.
Estos Tribunales, en los hechos, han realizado justo lo contrario: la gente, los ciudadanos, los votantes, ya no confían en nadie y además hemos palpado que se sienten defraudados, que "las...
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