FRICASÉ / 'República de NL'

AutorEl Abogado del Pueblo

Corriendo el riesgo de que se nos acuse de sedicientos, se nos antoja comentarles, amigos, que desde hace tiempo nos preguntamos si algún día podría surgir aquí en nuestro maltratado Estado un caudillo que uniera al pueblo en torno a un proyecto: convertir a Nuevo León en República independiente.

Después de todo la "República Mexicana" es una afiliación voluntaria de Estados, así que si por la discriminación, el maltrato, el reparto injusto de los impuestos, que data de hace décadas, decidiéramos separarnos de otras entidades para independizarnos, al estilo del País Vasco o Irlanda del Norte, por así convenirle a los ciudadanos y su bienestar, suponemos que sería posible.

No pocos compatriotas, y desde hace buen tiempo, han reflexionado sobre el indiscutible hecho de que a Nuevo León le iría mejor por sí solo que aportando en impuestos el 8.5 por ciento del PIB nacional a la "República" misma que en el 2016 le regresó apenas y 29 centavos de cada peso aportado.

(Esto fue en el 2016; economistas consultados calculan que en el 2019, si bien le va, Nuevo León recibirá apenas 22 centavos de cada peso aportado).

En ningún país de este planeta hace sentido ahorcar la gallina que pone los huevos para darle el alimento a la jorra que no pone nada.

Sin embargo, así es en la realidad: porque en Nuevo León hay menos pobreza que en otros Estados debemos darle nuestros impuestos a la República sin reciprocidad alguna.

Los que trabajan y producen deben mantener a los que no trabajan ni producen.

Este juego es uno de INCENTIVOS PERVERSOS, pues en lugar de premiar el esfuerzo se premia la dependencia.

Todo tiene una razón de ser: si acaso Nuevo León y otros Estados fronterizos han creado industria, comercio, escuelas, hospitales, organismos de asistencia, centros culturales y en general todo aquello que distingue al mundo desarrollado del subdesarrollado es por lo industrioso de su población, su eficiencia, su productividad.

Derivado todo esto de vivir en un ecosistema árido, desértico casi, en el que quien no producía no comía.

En otras entidades del País, en las que la naturaleza es más generosa y fértil, sus habitantes desarrollaron otros sistemas, agrícolas principalmente, y optaron por no industrializarse.

Como estamos en pleno siglo 21, y no -como algunos creen- en el siglo 19, el mundo actual premia y reconoce la productividad industrial, la transformación, esto de piedra en cemento, de sílica en vidrio, de mineral de hierro en ACERO, del aluminio...

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