FRICASÉ / Devastador panorama

AutorEl Abogado del Pueblo

La imposibilidad por parte de los prestadores de servicios acapulqueños de poder cumplir con sus obligaciones económicas, fiscales, estatales o federales, se deriva de la violencia y la inseguridad que ha devastado a Guerrero y colapsado a su industria turística.

La violencia ha llevado a una desocupación masiva: la falta de turismo golpea los ingresos de toda la economía guerrerense, y ante su ausencia, se desvanece igualmente la capacidad de que la "industria sin chimeneas" pueda sobrevivir.

Sergio Mejía, empresario local, lo dijo con plena elocuencia ayer en una reunión de empresarios turísticos en Acapulco, pidiendo ayuda al Gobierno federal: "No tenemos cómo pagar impuestos, no tenemos cómo pagar zona federal, no tenemos cómo pagar el 2 por ciento al Estado: si muy apenas estamos soportando el gasto de nómina, el gasto de operación de nuestras empresas, difícilmente vamos a tener para pagar los impuestos federales, estatales y municipales".

La situación es precaria para los hoteleros, restauranteros y servicios turísticos en todo Guerrero, pero sobre todo en Acapulco: taxis, actividades de esparcimiento, etc., están sufriendo enormidades dado el desvanecimiento del turismo local y extranjero.

Se requiere mucho más que las campañas publicitarias que realiza la Secretaria de Turismo, Claudia Ruiz Massieu, dentro y fuera de México, para reactivar el turismo en Acapulco y otras zonas de Guerrero.

Se requiere una paz y un orden social que los tres niveles de Gobierno han dejado descomponer hasta que se ha perdido por completo.

Recuperar la confianza del turista, restaurar Guerrero, se antoja una tarea ardua y larga.

Ello suponiendo que todo se comenzara a arreglar desde ya, lo cual no parece estar sucediendo.

Mientras, lo que se atisba en el horizonte, de no realizarse un cambio radical en las condiciones socioeconómicas, es un COLAPSO del sistema económico local, ciento por ciento basado en el turismo.

Ello acarreará consigo desocupación masiva, carencias al por mayor, y como hijo bastardo de estas condiciones, seguro surgirá invariablemente MÁS DELINCUENCIA.

Por bien sabido se tiene que en condiciones de extrema carencia se propician condiciones sociales que fomentan la delincuencia, y salta a la vista que en un Estado que de por sí adolece de una debilidad institucional en sus sistemas policiaco y judicial...

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