Fricasé / Crecer con orden

AutorEl Abogado del Pueblo

El reto para nuestra mancha urbana parece ser el de crecer con orden.

Es cierto que crecemos, y en ciertas áreas vertiginosamente; sin embargo, también es que lo hacemos de manera anárquica y violando a nuestra madre tierra, pues en el vértigo de la construcción no sólo atentamos contra la naturaleza, sino que además construimos en zonas donde no es viable ni seguro hacerlo, ya que incluso arrriesgamos la vida humana con nuestros asentamientos anárquicos.

No nos referimos sólo al fiasco de San Jerónimo, o a la depredación sistemática de nuestras montañas, sino a la proclividad que hemos mostrado también como sociedad por colocarnos en medio de las avenidas de agua o construir encima de fallas geológicas o en las laderas empinadas en las que el subsuelo es apenas una tenue capa vegetal incapaz de sostener edificación alguna.

Es ésta una situación de la que todos tenemos conciencia, pero sobre la cual pocos hacen algo al respecto.

Inútil ha resultado, hasta el momento, voltear hacia la autoridad en la creencia de que ésta, por sí sola, puede frenar o detener esta rapacidad y depredación constructiva.

Complica mucho la situación el que por cada pecador hay un inocente, esto es, alguien que hace bien las cosas, que construye como Dios manda, pero que, en los arranques que nos caracterizan cuando atenuar los efectos del anarquismo en el desarrollo se torna imperativo, acaba pagando los platos rotos: justos por pecadores.

Fácil, sumamente fácil, puede ser también culpar de este fenómeno referido solamente a la rapacidad de los desarrolladores o a la ineptitud de los constructores.

Sólo que invariablemente lo fácil no es lo útil ni lo conducente cuando la búsqueda de una solución es requerida.

Nunca los cambios de regla a medio juego van a ser aceptados: de manera que hablar de "nuevos" reglamentos o nuevos lineamientos para la construcción, en forma aislada, como lo han hecho los Alcaldes de los municipios de Monterrey y San Pedro -dos de los más afectados por la anarquía...

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