FRICASÉ / El Abogado del Pueblo / Hora de cambios

Fíjese usted, estimado lector, lo que son las cosas: la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, por 20 años integrante de la Suprema Corte, en comparecencia ante legisladores fue cuestionada por qué ella, siendo la responsable de la conducta interna de la política, no maneja el tema de los migrantes.

Como sabrán, por orden del Gran Jefe Pluma Blanca, esa tarea se le entregó al Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Luis Ebrard Casaubón.

El ex líder de los Diputados, Porfirio Muñoz Ledo, quien por su edad tiene problemas de movilidad, mas no tiene problema alguno con el funcionamiento de la materia gris, opinó que esto (el revoltijo entre el manejo de las relaciones externas con el de la conducta interna) "no le gusta", como tampoco el pacto que hizo México con Estados Unidos de ser su "shortstop" antimigrante con tal de no aplicar aranceles a nuestras exportaciones.

Típico chantaje trumpiano.

La ex Ministra, ahora Secretaria, no la tiene fácil porque en teoría debería también liderar la lucha contra la violencia y la inseguridad en México, pero parece que tampoco eso le dejan hacer, toda vez que la Guardia Nacional la conduce un General que le responde al Presidente.

Y, que se vea, el Secretario de Seguridad, recién "father of the bride", Alfonso Durazo, tampoco parece acordar con ella.

Para saber exactamente qué deberes le quedan a la SEGOB, la que una vez encabezó en medio de mil líos Manuel Bartlett (hoy del chu-chu-chú), entre ellos el asesinato del periodista Manuel Buendía, cuyo autor intelectual fue el titular de la entonces Dirección Federal de Seguridad, que era el brazo intimidatorio de Bartlett, requieren nuestros legisladores escarbarle bastante, pero como saben que no les gustará lo que van a encontrar prefiere la mayoría morenista hacerse como que la Virgen le habla y no moverle.

La Oposición, minoritaria y apabullada, poco puede hacer ante la aplanadora que conduce el Presidente GJPB.

Lo más curioso del caso es que, a juzgar por los chismes palaciegos, al Canciller Ebrard NO LE GUSTA SU CHAMBA.

A lo mejor de tanto hacer lo que le tocaría a la Secretaria Sánchez Cordero, le está echando el ojo al OTRO 50 por ciento que le falta.

Ebrard y GJPB tienen -dicho por todos los que los rodean- una relación especial, por lo que quizás después de la segunda certificación trumpiana a nuestra labor de "shortstop", violadora de los derechos humanos y del precepto constitucional que garantiza el LIBRE TRÁNSITO dentro del...

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