FRICASÉ / El Abogado del Pueblo / Escépticos

Desconocemos qué tan confiable sea la bola de cristal en la que el Senador Ricardo Monreal ve sus telenovelas políticas, de manera que no se puede determinar, por lo menos hoy, qué tan cierto sea lo que se difundió ayer en el sentido de que el Presidente López reiniciará pronto un diálogo con el sector empresarial, suponemos que nacional y extranjero.

El diálogo es bueno, por supuesto, siempre y cuando lo motive un real sentido de concordar acuerdos y no de polemizar más y ahondar en las divisiones.

Píntennos, pues, amigos lectores, de un color escéptico subido, con dos manos, respecto a lo recién afirmado por el Senador Monreal.

Primero, somos escépticos de que realmente haya un deseo de restablecer el diálogo con el sector empresarial, denostado y ninguneado desde el púlpito presidencial reiteradamente, llamado hipócrita, conservador, corrupto, explotador, evasor de impuestos y muchas linduras similares.

Además, cabe señalar que si acaso el Presidente desea reanudar el diálogo con los empresarios, como lo afirma Monreal, ¿por qué no lo dice o anuncia él mismo?

Sin ánimo de ofender, pues seguramente el Senador Monreal actúa de buena fe y con ganas de que se enmiende un yerro garrafal de la 4T, ¿por qué razón anuncia la función el muñeco y no el ventrílocuo? A no ser porque así es más fácil retirarla a capricho.

La forma de revelar este "dato" luce ya oblicua y en sí misma genera desconfianza, ya que no viene directa del Presidente, sino de uno de sus seguidores, quien dicho sea de paso, ha promovido cambios a las leyes reñidos con las buenas prácticas democráticas y económicas.

Existen otros motivos que mueven al escepticismo, que tienen que ver con el hecho de que si acaso se diera tal diálogo, éste lograra algún cambio -para mejorar, hay que aclarar- en la actitud del Gobierno hacia la inversión productiva nacional y extranjera.

Esto no sólo en el sector energético, sino en todas las áreas de la economía mexicana.

En no pocas ocasiones ha habido reuniones del sector privado (nos referimos al amplio, no al pequeño grupo de amigos que le aplauden todo) en las que el Presidente

exhibe un estilo poco apegado al diálogo y más bien orientado hacia el monólogo.

Usualmente, si no regaña, se apega a sus "otros datos" y no reconoce, por lo menos no como Presidente, que exista en el mundo otra razón que no sea la de él.

En una ocasión -contamos con referencias presenciales-, cuando comenzaba a desmoronarse la economía y se hundía el precio del...

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