FRICASÉ / El Abogado del Pueblo/ Dos de Octubre

Hoy ha pasado un año y medio siglo desde que en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco alrededor de 44 personas perecieron en una balacera que bien a bien nadie sabe exacta y comprobadamente cómo se inició ni quién le disparaba a quién.

Algunos culpan al "Batallón Olimpia" del Ejército mexicano, otros afirman que fue un enfrentamiento entre bandos opuestos de estudiantes manifestantes, algunos afirman que gente disfrazada de estudiantes le disparó al Ejército.

Cada quien, dependiendo de su orientación política, tiene su versión de los hechos.

No hay, por ejemplo, una cifra precisa de los muertos, pero la BBC -basada en informes de Inteligencia norteamericana- calcula que fueron 34 personas muertas identificadas, y 10 más no identificadas.

México estaba a escasos 10 días de iniciar la XIX OLIMPIADA en nuestro suelo, y el mundo pasaba por una época de movimientos estudiantiles globales demandando mayores libertades, sobre todo políticas y sociales.

Este entorno se reflejó en México, dentro de las universidades del Estado (UNAM, IPN, etcétera), que formaron un Consejo Nacional de Huelga, que organizó la manifestación.

Quien se queda atorado en el pasado no avanza, y en gran medida México ha podido superar los lamentables hechos de hace medio siglo.

No obstante, hay temores fundados de que HOY, sobre todo en la CDMX, pueda haber manifestaciones que, como la que atacó la semana pasada el Palacio Nacional, puedan desatar la violencia en diversos grupos manifestantes.

El Gobierno actual ha fijado su postura: "No habrá represión", lo cual es bueno, pues reprimir es cosa de DICTADORES.

No obstante debe hacerse una precisión: una cosa es reprimir, y otra muy diferente guardar el orden.

No se puede -ni se debe- permitir que los manifestantes recurran a comportamientos anarquistas y DESTRUCTIVOS, por ejemplo, atacando y destruyendo la propiedad privada, monumentos o instalaciones gubernamentales.

Una cosa es manifestar pacíficamente recordando los ideales que motivaron a los estudiantes del 68 a protestar, entre otras cosas, contra la "Dictablanda" de aquellas épocas, y otra muy diferente convertirse en "hooligans" destructivos que agreden y atentan contra el orden público.

Seguros estamos, sin la menor duda, de que la Jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, no está a la altura de un reto de esta naturaleza y que, si hay altercados, le sacará totalmente...

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