FRICASÉ / El Abogado del Pueblo / Días de Grito

Debe sernos bastante obvio que sin independencia económica no podemos ser tampoco verdaderamente independientes.

Ya sea que demos uno o mil GRITOS.

Estaremos atados a la pobreza, al retraso, a la indigencia, a las carencias, la injusticia y la incertidumbre sobre el futuro, en lo individual y como nación, si no somos económicamente productivos, autónomos, eficientes y competitivos.

El viernes pasado un alto ejecutivo de una empresa trasnacional nos platicaba que sus altos directivos habían tomado la decisión de recortar su planta laboral en México.

Se perderán en los siguientes días algo así como entre 300 y 400 empleos, tan sólo en este negocio.

Tristemente, este conglomerado no es el único que se ha visto obligado a reducir puestos para poder mantener viable a su empresa bajando gastos.

En muchísimas empresas mexicanas se están dando recortes ante un entorno económico de atonía, bajo crecimiento e incertidumbre.

Uno que nuestro Gobierno, en los hechos mas no en los dichos, complica más pretendiendo imponer políticas fiscales retrógradas, como es la de prohibir la deducibilidad de los pagos de interés sobre las deudas.

Lo cual es una barbaridad, económicamente hablando, y una tremenda estupidez que envenena por completo el pozo de la actividad empresarial desde el punto de vista de supervivencia y crecimiento.

Recordemos que sin crecimiento no puede crearse empleo, sin empleo no puede haber desarrollo y sin desarrollo nos condenan a la miseria eterna.

Así como el deber principal de un médico es salvar la vida a su paciente, así para los administradores de las empresas su principal responsabilidad es conservar la rentabilidad de su negocio.

Que es lo mismo que afirmar "mantenerla viva", para así poder conservar vigente la planta laboral y los empleos de los cientos, miles, o decenas de miles, de familias que dependen del éxito empresarial de quien los emplea y habilita para dar alimento, techo, salud y educación a sus dependientes.

A excepción de las empresas de Gobierno, que son pozos sin fondo y pueden mantener pérdidas indefinidamente, las empresas privadas mexicanas, que generan el 65 por ciento de nuestro PIB nacional, requieren un entorno que fomente y facilite su gestión.

Un entorno hostil, complicado adicionalmente por medidas gubernamentales contraindicadas que frenan, lejos de impulsar el crecimiento y progreso...

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