Francisco Javier González / Juego de pistas celestes

AutorFrancisco Javier González

Cruz Azul ocupó interminables espacios en los medios de comunicación durante los últimos días por la salida de Ricardo Peláez, quien no estaría de acuerdo con la contratación de Robert Dante Siboldi, favorecido por la cúpula sobre Antonio Mohamed.

Reaparecieron en La Noria para presidir el anuncio los vicepresidentes del club -lo son- que hacía tiempo no se presentaban ahí. Presentaron a Siboldi, anunciaron que Ricardo se separaba de la institución y respondieron las dudas que se generaron por los cambios en el protocolo. Varios jugadores los conocieron personalmente cuando se presentaron en el vestidor.

El futbolista está acostumbrado a los cambios de entrenador, de directivos y hasta de equipo. Por eso la mayoría -particularmente los extranjeros- no tienen casas bien instaladas. También tienen las maletas listas porque cada semestre existe la posibilidad de una nueva mudanza.

Peláez goza de cierta inmunidad pública porque su gestión en el América fue brillante y estaba intentando hacer lo mismo en Cruz Azul.

Para ello, la voluntad directiva dispuso del presupuesto más espectacular de la última década para hacer posible el largamente acariciado sueño azul.

El proyecto Caixinha, hace algunos meses tan sólido, se fue desvaneciendo tanto en desempeño como en resultados. Con Ricardo de la mano tratando de corregir.

Las decisiones de los asuntos importantes en un club tienen que ser colegiados y el visto bueno lo tiene que dar siempre la máxima autoridad. En este caso, el presidente.

No hablemos sólo de las pretensiones de uno y otro. Hay otros puntos: ¿Cuántos jugadores pediría...

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