Al final, pide perdón y lo ejecutan

AutorMaría Luisa Medellín

HUNTSVILLE, Tx.- "Siento el dolor que mis acciones causaron. Espero que esto traiga consigo el cierre emocional que ustedes estaban buscando. No odien", exclamó ayer en inglés, antes de morir, el mexicano José Ernesto Medellín Rojas, cuando las manecillas del reloj de la vieja prisión de ladrillos rojos "The Walls" marcaban las 21:48 horas.

Voceros del Departamento de Justicia Criminal de Texas y reporteros que presenciaron la ejecución dijeron que, atado a la camilla de la cámara de la muerte, el reo originario de Nuevo Laredo también miró fijamente a quienes atestiguaban sus últimos minutos de vida y pidió perdón a los familiares de sus víctimas, Jennifer Ertman, de 14 años, y Elizabeth Peña, de 16, a quienes violó y estranguló en Houston la noche del 24 de junio de 1993, junto con miembros de su pandilla Black and White.

Después de pedir perdón, tranquilo, volteó a ver al guardia y le dijo: "Estoy listo".

Medellín, de 33 años, fue declarado legalmente muerto a las 21:57 horas después de que se le aplicaran tres sustancias: Una para relajar sus músculos, otra que le paralizó el sistema respiratorio y la última que detuvo los latidos de su corazón.

Inicialmente, su ejecución estaba programada para las 18:00 horas, pero se retrasó casi cuatro horas debido a que la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos no emitía una respuesta a una apelación que sus abogados interpusieron.

Finalmente, la Corte rechazó la apelación a las 21:40 horas.

En una de las dos salas contiguas, divididas por un muro, que actuaron como palco frente a la cámara de la muerte, presenciaron la ejecución de Medellín su amiga Sandra Crisp y sus abogados.

Prefirió que sus padres, Venancio Medellín y María Felipa Rojas, no la presenciaran...

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